Redacción Construir
Existe una variada gama de diseños y modelos de escaleras en el mercado nacional. Las hay domésticas, comerciales e industriales. Fijas, extensibles, de tijeras, pie de gallo (en forma de A), con andamio, con repisas, telescópicas (se extienden el doble de su tamaño)…
Cada una sirve para un trabajo diferente. Hoy se elaboran en tres tipos de materiales: aluminio, madera y fibra de vidrio.
Wilson Troya, del Megakywi, explica que las de aluminio son las más usadas por su versatilidad y poco peso (es un 20% más liviana que las de madera); las de madera y fibra de vidrio son aislantes de la electricidad y se utilizan para trabajos de esa índole (instalaciones, postes, conexiones…).
Estos accesorios vienen en todas las medidas. Desde una de 0,63 cm que se puede convertir en un banquillo, hasta las de 2,40 metros teleféricas, que alcanzan los 4,80 m de altura. Hay otras que son extendibles, tienen 6,80 metros y pueden llegar a los 12,60 metros.
Se las conoce como telescópicas. “Las tipo andamio son multiposición. Se pueden utilizar como escalera normal, una pie de gallo o como andamio”, dice Troya.
Algunos modelos tienen peldaño-base, que les ayuda a estabilizarse en suelos irregulares. De todos modos, para la mayoría de los trabajos domésticos, basta una plegable o extensible de tamaño medio, añade el especialista en el producto.
Estas son muy prácticas al momento de guardarlas. Una escalera doméstica, argumenta Francisco Costales, de la Casa de las
Escaleras, soporta 91 kilos de peso más el de la persona.
Una escalera comercial puede aguantar 103 kg y a una persona. Una industrial, mientras tanto, soporta 138 kg más un ser humano.
Aunque es recomendable no pasar del 50% de ese peso. El precio depende del tipo de material, tamaño y modelo. Así, las más pequeñas, de dos gradas y fabricadas con aluminio cuestan USD 45,97.
Hay otros modelos, con 7 gradas, que son del tipo de tierra, fabricadas también con aluminio y base verde, lo que quiere decir que son industriales y tienen un valor de USD 131,31.
Según Troya los colores determinan el uso. Así el rojo es doméstico y el verde, industrial.