Los policías impiden que los extranjeros retornen a territorio ecuatoriano, pero tampoco pueden pasar a Colombia. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO
Están cubiertos con cobijas y usan ropa abrigada. Hay más hombres, aunque también aparecen mujeres. Todos portan pequeñas maletas, como si fueran a realizar una travesía corta. Se trata de haitianos que ayer cumplieron cuatro días junto al puente de Rumichaca, que une a Ecuador y Colombia.
No pueden pasar a ninguno de los dos países, pues aparentemente no han podido justificar su permanencia migratoria.
Uno de ellos asegura llamarse Siril. En un español escaso cuenta que es mecánico de profesión y que la meta de todos es buscar una mejor vida en Estados Unidos. Pero por ahora están varados y dicen que 150 están en esa condición.
Los extranjeros permanecen reunidos debajo de una caseta con techo de metal, situado a un costado del viaducto internacional. Este sitio se convirtió en su morada temporal, desde el lunes de esta semana.
A pocos pasos de los dos extremos del puente, de 70 metros de longitud, policías de Ecuador y Colombia, vestidos con trajes antibalas, custodian para evitar que los migrantes ingresen a sus naciones.
El movimiento de los foráneos es vigilado desde lejos por los gendarmes. La mañana del miércoles último, en el lado ecuatoriano había 10 agentes vestidos con uniformes. Pero, a medida que avanzaba la tarde el número se duplicó.
En el día, los extranjeros pasan sentados en las aceras del puente, en espera de una solución. Mientras que en la noche duermen sobre el piso de cemento. La mayoría oculta sus rostros de las cámaras cubriéndolos con prendas de vestir o volteando la cabeza. Otro de los extranjeros se identifica como Gilbert.
Moviendo las manos trata de convencer a un agente colombiano para que les dejara continuar su camino por el vecino país.
“Nuestra meta es Norteamérica. Estamos aquí de paso”.
Mientras dura la espera, unas personas comen pan, otros papas fritas. Para utilizar un baño, situado en un costado del puente, en el lado colombiano, tienen que pagar USD 0,25… “Ya no tenemos dinero”, afirma otro de los ciudadanos.
Pedro Velasco, presidente del Consejo de la Judicatura en Carchi, dice que esta provincia se ha convertido en sitio de paso para los extranjeros que buscan el denominado sueño americano. “Salen de Ecuador por Rumichaca. Luego pasan a Colombia e intentan llegar a Estados Unidos atravesando Centroamérica”.
Se cree que esta es una de las nuevas rutas que están utilizando las bandas de ‘coyoteros’. Es por eso, que se han realizado operativos en esta provincia fronteriza.
De enero a junio de este año se desarrollaron audiencias a 171 extranjeros, para analizar su situación jurídica y su permanencia en el país. La mayoría son haitianos, que no han podido justificar su estadía regular. Pero también hay casos de cubanos y africanos.
El fenómeno migratorio tomó de sorpresa a los administradores de justicia del Carchi, que no contaban con traductores de español a francés, para leer los derechos a los haitianos en su lengua materna, como dicta la Constitución.
Eso, por ejemplo, permitió que de 25 personas que fueron detenidas en esta provincia en julio último cuatro hayan sido liberadas, por la falta de un traductor. Por eso, las autoridades carchenses solicitaron a la Cancillería y al Ministerio del Interior un intérprete. Desde la semana anterior cuentan con un voluntario holandés, que reside en Carchi.
Con su ayuda se logró realizar el trámite judicial que terminó con la deportación de 21 haitianos, al Perú, por donde habrían ingresado.
La semana anterior, otros 21 haitianos fueron detenidos, mientras viajaban en un bus de transporte público en la ruta Ipiales-Pasto. Según las autoridades colombianas, los viajeros no tenían documentos.
Ellos estaban dirigidos por cuatro presuntos coyoteros, que fueron detenidos. Con base en estos casos se conoce que las mafias cobran entre USD 2 000 y 3 000 por persona, por cruzar utilizando esta ruta.
En el lado ecuatoriano no ha sido detenido ningún traficante. Pero en las últimas semanas se han realizado operativos en sitios en donde se hospedan los migrantes irregulares, especialmente junto a la terminal terrestre de Tulcán.
Ese lugar es considerado como uno de los sitios de llegada de los extranjeros, que vienen vía terrestre, antes de intentar cruzar al vecino país.