Según el doctor Robert Brooks, coautor del libro Raising Resilient Children y especialista en educación, es conveniente compartir con los maestros cualquier inquietud, tanto sobre el aprendizaje de los hijos como sobre su vida dentro de la escuela. Por lo general, los padres se juntan con los maestros luego de algunos días del inicio del año escolar en reuniones convocadas para tal efecto.
No deje de preguntar al maestro de su hijo cuál es el sistema de comunicación que prefiere: vía teléfono, notas escritas o correo electrónico.El especialista sugiere que se anoten de antemano algunas de las cosas que se quieran comentar con los profesores, por ejemplo, hablar sobre las fortalezas, debilidades e intereses de los hijos, pues esto será de mucha ayuda.
“Durante las primeras semanas de clase lo más importante para los padres será leer detenidamente todas las instrucciones que reciban de los maestros de sus hijos. Esto es clave para comprender las reglas y rutinas del aula.
En la primera reunión de padres y maestros seguramente se hará la presentación oficial de la planificación para el año escolar, los padres deben prestar total atención a esta charla introductoria sobre el currículo y a todas las expectativas que los maestros pudieran tener con relación a sus alumnos, de boca de sus propios padres.
Ejemplo: si su niño va aprender a leer, la maestra pudiera hablar sobre cómo los padres pueden ser mentores en este proceso y mantener un diario contacto con sus hijos para ayudarles en esta tarea. En ese primer encuentro quizás no sea posible tener una conversación a profundidad sobre su hijo o hija pero sí puede pedir una cita aparte para poder hacerlo lo más pronto posible”; anota el especialista.
En la siguiente reunión posiblemente habrá el tiempo suficiente y un mejor conocimiento por parte del maestro de cómo está aprendiendo su hijo o hija, recibirá una información más completa y podrá hacer todas las preguntas del caso para continuar con esta tarea de arrimar el hombro junto a los profesores para sacar a los hijos adelante.
Obtendrá datos más específicos sobre el progreso de su hijo/a, es el momento ideal para mencionar preocupaciones y cosas positivas que haya detectado hasta el momento en cuanto al desempeño de sus hijos en la escuela.
“Eso sí, aunque usted no esté feliz con los resultados dados por el maestro, no critique su trabajo pues debe tener siempre en mente que usted es un socio y no un crítico y que ambos están del mismo lado y quieren hacer lo que sea mejor para el progreso del estudiante”, dice el doctor Brooks.
Y añade que si el profesor le informa negativamente sobre el desempeño de su hijo/a, le pida que sea lo más específico posible para juntos buscar la solución. Por ejemplo, si le comenta que peca de necedad, pregúntele que significa eso pues pudiera estar confrontando al maestro o simplemente que necesita recibir repetidas llamadas de atención para que deje de dibujar y atienda a la clase.
Luego de la reunión se debe mantener un permanente seguimiento. Si, por ejemplo, el maestro anunció que va a evaluar directamente el progreso del niño en su lectura, conviene solicitar una reunión luego de un mes para ver cómo va esa evaluación.
Resolver conflictos con respeto
Por lo general los padres y maestros logran resolver la mayoría de situaciones complejas durante estas reuniones o a través de algunas llamadas telefónicas adicionales.
Sin embargo, si por alguna razón le parece que es difícil ponerse de acuerdo con el maestro de sus hijos, conviene pedir al director o al coordinador u otra autoridad para que se haga una evaluación sobre lo que está sucediendo, en aras de alcanzar óptimos resultados en beneficio del niño.
Los padres deben mantener siempre una actitud positiva porque si atacan al profesor, los directivos seguramente se pondrán a la defensiva en lugar de escuchar los puntos de vista paternos y todos saldrán perdiendo.
Mantener la comunicación
El contacto debe ser permanente durante todo el año escolar. Deje saber al maestro cualquier dificultad que se presenta en el hogar, como la muerte de una mascota o un posible divorcio de los padres. Los maestros también necesitan información sobre las tareas y saber si el alumno tiene dificultad en cumplirlas porque no le alcanza el tiempo, para buscar soluciones adecuadas.
Recuerde que establecer una buena relación con los maestros de sus hijos ayudará para que los chicos se sientan más cómodos y confiados en la clase. Su hijo/a sabrá que usted trabaja junto al maestro para que tenga un año escolar productivo y feliz.
No se ponga jamás a la defensiva si la maestra o el maestro hace una crítica constructiva sobre su hijo/a. Si hubiere áreas en las que su niño/a puede mejorar, pídale un consejo de cómo ayudarle para que o logre.
Qué no hacer
Por el bien de sus hijos no se convierta en ese padre/madre de familia que el maestro llega a detestar. Algunas actitudes inconvenientes son criticar o manifestar desacuerdo con el profesor en frente de los alumnos. Hablarle al maestro en el mismo tono con que habla a sus hijos tampoco es conveniente.
Los atrasos a clase por culpa de los padres también son una gran molestia para el maestro y una situación incómoda para el alumno. Evítelos.
A los maestros les molesta que les llamen a sus casa cuando no es una emergencia y también que los alumnos lleguen a clase sin los útiles necesarios. No quieren que los padres les hagan la tarea a sus hijos, solo piden que la revisen y ayuden cuando sea del caso.
Les molesta asimismo que los padres se quejen con el rector antes de hablar con ellos primero.