Acompañado por su videpresidenciable Andrés Páez, su esposa y el alcalde de Quito Mauricio Rodas, Guillermo Lasso pidió a la ciudadanía a no abandonar los exteriores del CNE en la capital hasta conocer los resultados de las elecciones del domingo. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
El candidato presidencial Guillermo Lasso y su esposa María de Lourdes Alcívar llegaron a las 15:45 de este martes 21 de febrero del 2017 a los exteriores del Consejo Nacional Electoral. Se los vio junto al alcalde de Quito, Mauricio Rodas y el líder de la lista de asambleístas nacionales, Guillermo Celi.
“Lasso, no nos falles” le gritaron sus simpatizantes, quienes celebraron tras el pronunciamiento del presidente del Consejo Nacional Electoral, Juan Pablo Pozo. Él comentó que existía una tendencia irreversible en el conteo de voto, lo que garantizaría una segunda vuelta electoral con el binomio oficialista Lenín Moreno – Jorge Glas.
En el lugar lo esperaba Andrés Páez, su compañero de fórmula, y juntos cantaron el Himno Nacional. Las banderas del Ecuador ondearon. Con la mano en el pecho, también se sumaron al canto Paúl Carrasco, prefecto de Azuay y César Monge, director nacional de Creo.
El presidenciable saludó a las personas que permanecen reunidas en este punto esperando los resultados totales de las elecciones generales.
Lasso invitó a la gente gritar “¡fuera, Correa, fuera” para que el actual mandatario Rafael Correa lo escuchara. También criticó la gestión del Consejo Nacional Electoral. Según el candidato, sus funcionarios “huyeron”.
Para Lasso, el 65% de ecuatorianos quiere un cambio y hay una representación de esa gente en la avenida 6 de Diciembre, en donde protestan desde la tarde del domingo hasta este martes 21 de febrero.
Lasso agradeció a Páez haber viajado el domingo de Guayaquil a Quito para encabezar la vigilia que planteaba cuidar los votos. Mientras el vicepresidenciable estaba en Quito, según Lasso, él estaba ofreciendo entrevistas y hablando de las supuestas irregularidades en el proceso electoral con organismos internacionales, incluyendo la Organización de Estados Americanos.
Páez decidió que el encuentro con su binomio sería en la camioneta donde se han realizado los discursos durante los casi dos días de vigilia. Ahí lo esperó mientras comía dos maduros con queso que sus partidarios compraron a las personas que los venden en medio de la manifestación y se lo enviaron.
Atrás se armó una tarima en la que subieron figuras de la alianza Creo-SUMA como Patricio Donoso, Diego Salgado, Mae Montaño, Fausto Cobo y Eduardo del Pozo. Ellos escucharon desde ahí el discurso del representante de Creo.
El agradeció a todos los miembros de Compromiso Ecuador, la plataforma que lo apoyó, pero además a los candidatos presidenciales Cynthia Viteri, Dalo Bucaram, Patricio Zuquilanda y Washington Pesántez, quienes han dicho que lo apoyarán en la segunda vuelta. También a la asambleísta Lourdes Tibán, quien estuvo la tarde del martes en la ciudad.
Expresó su gratitud a la gente que se mantuvo con “gallardía” en “defensa de la democracia”, pero le pidió quedarse en vigilia hasta que se publiquen los resultados oficiales, para evitar que algo cambie. “No nos pueden decir que la tendencia no va a cambiar. No, señor, con el pueblo de Quito no se juega, con el pueblo del Ecuador no se juega”.
Lasso anunció que viajará a Guayaquil para participar en un evento similar y agradecer a quienes se han mantenido en vigilia también en la Delegación Provincial del Guayas del Consejo Nacional Electoral para “cuidar los votos”.
Hizo un llamado a la paz y pidió que quienes ahora protestan no caigan en provocaciones ni protagonicen actos de violencia verbal o física. Desde la camioneta envió un saludo a los miembros de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas que custodian las instalaciones del Consejo Nacional Electoral y les ofreció respetar sus derechos y su labor.
En su discurso incluyó una defensa a los que considera perseguidos políticos en Ecuador y en Venezuela, como Emilio Palacio y Leopoldo López, respectivamente.
Lasso abandonó el lugar ante los gritos de las personas junto a su esposa.