El comercio con la UE no corre peligro, una vez que empezó a regir, desde enero pasado, el acuerdo comercial, lo cual dará certeza a las exportaciones nacionales a ese mercado. Foto: Archivo / EL COMERCIO
A diferencia de lo que ocurría hace una década, la realidad geopolítica y económica del planeta está cambiando. La presidencia de Donald Trump, la salida del Reino Unido de la Unión Europea y una corriente ultraderechista que se abre espacio en el Viejo Continente determinan un nuevo escenario en estos bloques, que además son los más importantes para Ecuador en materia comercial.
Este nuevo escenario geopolítico definirá buena parte de las relaciones internacionales para el próximo gobierno, luego de una década caracterizada por la promoción de las relaciones con Asia, la integración de Latinoamérica y la diversificación de mercados, para no depender de mercados tradicionales como EE.UU. y Europa.
En el 2012, el Gobierno estuvo a punto de privilegiar la adhesión del Ecuador al Mercosur, dejando a un lado el acuerdo comercial con la UE. Al final se decidió por un acuerdo comercial con el bloque europeo.
Para darle forma a su política soberana, el Gobierno impulsó la creación de organismos regionales como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y el Banco del Sur. Este último tiene el objetivo de financiar proyectos regionales, pero aún no funciona.
Asimismo, decisiones como la apertura de la Embajada en Irán, en el 2008, y el posterior encuentro de Correa con el entonces presidente libio, Mohamar Gadafi, generaron fricciones. Igual ocurrió con la decisión de conceder el asilo a la cabeza de Wikileaks, Julián Assange, quien se encuentra hospedado en la Embajada de Ecuador en Londres, desde el 2012.
Con los Estados Unidos, las relaciones del actual Gobierno no han sido las mejores. El hecho más denso ocurrió en abril del 2011, cuando Ecuador expulsó a la embajadora Heather Hodges, como consecuencia de los cables diplomáticos difundidos por Wikileaks. EE.UU., en reciprocidad, pidió que el embajador ecuatoriano Luis Gallegos, deje su país. 13 meses después la situación se normalizó. Ese distanciamiento, sin embargo, no impidió que EE.UU. se mantenga como el principal socio comercial del país.
La política proteccionista de Trump altera ese escenario, pues llevaría a los países latinoamericanos a buscar otros mercados y sería un factor de unidad en la región. Ecuador, sin embargo, está obligado a negociar con las autoridades estadounidenses, ya que las preferencias arancelarias que otorga EE.UU. a unos 200 productos ecuatorianos caducan este año.
El comercio con la UE no corre peligro, una vez que empezó a regir, desde enero pasado, el acuerdo comercial, lo cual dará certeza a las exportaciones nacionales a ese mercado.
Las propuestas de los candidatos
Lenín Moreno considera de enorme importancia fortalecer la política exterior bajo los principios de la soberanía y la defensa de los intereses nacionales. “Vamos a fortalecer y diversificar nuestras relaciones con los países del mundo en función de nuestras prioridades”, dijo.
Al mismo tiempo habla de una audaz política comercial que multiplique las exportaciones ecuatorianas y ubique al turismo como una de las principales actividades económicas. Para esto, dice, se contará con el trabajo de embajadas y misiones en el exterior. Se fortalecerá la integración regional, que es un mandato constitucional.
Asimismo, ofrece desarrollar iniciativas en defensa del medioambiente y en contra del cambio climático, trabajando con los otros países para enfrentar “lo que constituye quizás el mayor riesgo para el futuro del planeta”. Y seguirá trabajando en función de lograr la paz y la solución pacífica de los conflictos, bajo el respeto a la autodeterminación de los pueblos.
Mientras que Guillermo Lasso señala que reafirmará su compromiso de mantener, en todos los casos, relaciones internacionales sobre la base de la cooperación, el respeto y el diálogo. “Asimismo, nos comprometemos a promover el fortalecimiento de la OEA y apoyar las iniciativas para activar la Carta Democrática Interamericana cuando corresponda.
A la vez, trabajará arduamente para fortalecer el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. “Es imprescindible que el país deje de solapar a regímenes no democráticos donde el irrespeto a los derechos humanos es práctica diaria”.