Guerra en Siria da espacio al tráfico del captagón, la droga de los combatientes

Los combatientes de Siria usan la droga denominada como 'captagón', para hacerlos insensibles ante decapitaciones y ejecuciones. Foto: EFE

Los combatientes de Siria usan la droga denominada como 'captagón', para hacerlos insensibles ante decapitaciones y ejecuciones. Foto: EFE

Los combatientes de Siria usan la droga denominada como 'captagón', para hacerlos insensibles ante decapitaciones y ejecuciones. Foto: EFE

El caos en Siria propulsó en el país y en el vecino Líbano la fabricación y el tráfico del captagón, una droga destinada a los combatientes y consumida en los países del Golfo.

Fabricado a base de anfetaminas, el captagón, una de las drogas más populares en Oriente Medio, se usa como psicoestimulante para disminuir el miedo y se le atribuyen propiedades afrodisíacas.

En los últimos meses, los servicios de seguridad sirios y libaneses han emprendido una lucha contra esta droga, producida en lugares donde las autoridades locales hacen la vista gorda o simplemente no existen.

“Cuando la crisis comenzó en Siria, este país y Líbano se convirtieron en pasarelas para el tráfico de captagón”, explicó a la AFP un responsable libanés de la seguridad, que pidió permanecer en el anonimato.

“La invención de esta sustancia no remonta, por supuesto, a los últimos años, pero cuando el tráfico estalló, Líbano se convirtió en un país exportador”, añadió.

El captagón figura en la lista de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) como una “anfetamina de tipo estimulante”. Normalmente se mezcla con cafeína y otras sustancias.

El pasado 30 de diciembre, las autoridades libanesas anunciaron haberse incautado, en coordinación con Arabia Saudita, de 12 millones de pastillas de captagón y detenido al “cerebro” de la célula encargada de la exportación hacia el Golfo.

Dos meses antes, detuvieron en el aeropuerto de Beirut a un príncipe saudí y a otros cuatro ciudadanos del reino que se disponían a salir del país con casi dos toneladas de esta anfetamina.

'Propagar este veneno'

El general Maamun Amuri, jefe de la agencia siria antinarcóticos, se enorgullece de haberse incautado en 2015 de 24 millones de pastillas, de las cuales cinco millones fueron confiscadas en el aeropuerto de Tartús (oeste). Estaban destinadas a Kuwait.

En Siria, asolada por la guerra, las autoridades aseguran que el captagón es una sustancia producida en las regiones bajo control de los rebeldes, sobre todo en el norte del país y cerca de Damasco.

Estos grupos “quieren propagar este veneno en regiones controladas por el Estado para financiarse y comprar armas. Luego proporcionan la droga a sus combatientes para hacerlos insensibles, por ejemplo a las decapitaciones y a las ejecuciones”, asegura el oficial sirio.

Un exrebelde refugiado en Líbano reconoció a la AFP que consumía este excitante con sus compañeros de armas porque “eliminaba el cansancio y el miedo”.

Según un comandante rebelde sirio, “el grupo Estado Islámico y el Frente al Nosra (brazo sirio de Al Qaida), además de los grupos islamistas, prohíben el uso de estas drogas porque es contrario a la ley islámica”, pero las fabrican para obtener fondos.

Entre USD 5 y 10 por pastilla

En Líbano, los talleres en los que se produce captagón están concentrados a lo largo de la frontera con Siria, en el este o el norte, según la fuente de seguridad. “No se necesita mucho sitio para fabricarlo. Es posible producir silenciosamente millones de pastillas en una furgoneta”, reconoce una segunda fuente de seguridad.

Un productor de captagón en la meseta de la Bekaa libanesa (nordeste), que no quiere ser identificado, asegura que los traficantes le compran cajas con 200 pastillas cada una. “Para elaborar captagón se precisa anfetaminas a las que se añade alcohol y ácido cítrico”, detalla.

Luego se secan los ingredientes y se colocan en una empacadora usada normalmente para endurecer los caramelos. Posteriormente se exporta a través del aeropuerto y el puerto de Beirut.

“El captagón no es popular en Líbano y la demanda es bastante más baja que la de otras drogas debido a su alto precio, entre USD 5 y 10 por pastilla (4,6 a 9,2 euros)”, afirma un responsable libanés.

“Los países del Golfo son los principales consumidores, especialmente Arabia Saudita, a la que va destinada la mayoría de la mercancía”, afirma. “Consumen mucho porque creen que es un estimulante sexual”.

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