La Junta Electoral del Guayas abrió dos actas el pasado jueves para revisar inconsistencias en la dignidad de legisladores. Foto: Cortesía
Las elecciones del pasado 7 de febrero generaron una redistribución de la representación política en Guayas.
El correísmo, el Partido Social Cristiano (PSC) y Creo, que dominaron los 20 escaños de la jurisdicción en los comicios del 2017, no son los únicos que captaron esas curules en el reciente proceso. Se sumaron dos actores: Izquierda Democrática (ID) y Pachakutik.
Para el partido naranja y el movimiento indígena hay un significado histórico en esos resultados. La lista 12 no ganaba una curul en Guayas desde 1990; la lista 18, en cambio, captó un escaño por primera vez en sus 25 años de vida política.
¿Cómo se movió la distribución de los 20 asientos legislativos? El correísmo, bajo la bandera de la coalición Unión por la Esperanza (Unes), logró 9 escaños, uno menos respecto del 2017, cuando participó con la otrora Alianza País.
En cambio, el PSC alcanzó seis cupos y Creo, dos. Es decir, un escaño menos cada agrupación, respecto de hace cuatro años. La ID logró dos y Pachakutik, uno.
¿Por qué se dio este movimiento? Expertos y las organizaciones tienen su lectura.
Diego Almeida, secretario nacional de la lista 12, y Patricia Sánchez, dirigente del movimiento indígena, coincidieron en que sus agrupaciones ganaron espacio en territorio guayasense debido a las propuestas presidenciales que se basaban, entre otras cosas, en la defensa del medioambiente, del agua, mascotas, cultura, feminismo y de los derechos de grupos minoritarios.
Almeida recordó que en el caso de su agrupación, la última vez que ganaron un escaño fue hace 31 años con Jorge Zavala Egas. “En aquel entonces había elecciones cada dos años; esta vez ganamos dos cupos, lo cual ya es positivo, porque siempre habíamos ganado un solo escaño, nunca dos”.
De acuerdo con los datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), por el partido naranja alcanzaron la votación suficiente para entrar a la Asamblea: Bella Jiménez (Distrito uno) y Marcos Molina (Distrito dos). Por Pachakutik, Omar Cevallos logró una representación (Distrito cuatro).
¿Qué pasó con las tres organizaciones hegemónicas? Creo, el PSC y el correísmo rechazaron que los comicios los haya dejado debilitados.
Jaime Nebot, exalcalde de Guayaquil, negó que el partido haya perdido espacio político, porque a escala nacional lograron 19 asambleístas, cifra que está por encima de las 15 curules logradas en el 2017. “Toda elección es diferente”.
Para Rebeca Morla, experta política, sí hay una pérdida de apoyo. Cree que es un error pensar que un año de pandemia no le pasaría factura a la lista 6, luego del manejo de la emergencia sanitaria.
“Todo lo que se vio, especialmente en Guayaquil, ciudad en manos de una administración socialcristiana, pensar que no iba a pesar fue un error”.
Agregó que no se apostó por nuevas figuras. “Tenemos candidatos tradicionales del PSC que son las mismas caras y que los mueven de puestos, no apostaron por los jóvenes”.
Irene Vélez, politóloga, recordó que el PSC no logró aglutinar un fuerte respaldo a Guillermo Lasso en materia electoral, pues en la urbe porteña y en Guayas ganó Andrés Arauz. Consideró que, aunque hubo un apoyo contundente de la lista 6 hacia el postulante, “no terminó de calar”.
Jorge Vélez, vocero de Centro Democrático, que forma parte de la alianza Unes, aseguró que en el país hay democracia y que acepta los resultados. No obstante, atribuyó la pérdida de un asambleísta al cambio del método de asignación de escaños, pues en esta elección se usó la fórmula Webster y antes era D’Hondt.
“Nosotros no hemos reducido la votación en Guayas, más bien tuvimos un abrumador apoyo, pero hemos reducido porque el método no fue el más idóneo”, añadió.
Aunque ya existe una proyección de quienes ocuparán los 20 escaños de la provincia, la Junta Electoral del Guayas no ha asignado escaños, pues aún hay reclamaciones pendientes. El jueves se determinó la apertura de cinco paquetes electorales, tras haberse aceptado de forma parcial un recurso de impugnación presentado por Unes, una vez que la organización presentó pruebas de inconsistencias.