La parada de la Metrovía en la avenida Pedro Menéndez es considerada una de las más congestionadas del sistema. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
La parada del sistema de transporte Metrovía de Florida, en el noroeste de Guayaquil, luce abarrotada entre las 07:00 y 08:00, en días laborables. Estudiantes, trabajadores y personas que se dirigen al centro de la urbe no aguardan en filas de espera. Por el contrario, se amontonan junto a las tres puertas de esa parada, que permiten el ingreso y la salida de los articulados.
Este cuadro se ha vuelto habitual cada mañana. Cuando una de las unidades llega, empieza una especie de batalla entre quienes buscan entrar al bus, cuya capacidad es de máximo 160 personas, 123 de ellas paradas.
En medio de empujones, no todos alcanzan a ingresar y quedan a la espera del siguiente articulado, que tarda entre cuatro y cinco minutos en promedio.
Para los usuarios, la aglomeración por el exceso de pasajeros es la principal molestia que debe superar este sistema de transporte, que el próximo 30 de julio cumplirá 10 años de funcionamiento. No obstante, la Fundación Metrovía sostiene que el año pasado el nivel de satisfacción entre los usuarios por el servicio alcanzó el 85%. Los recorridos de Metrovía lo ofrecen los consorcios Metroquil, Metrobastión y Metroexpress en tres rutas.
“La incomodidad para viajar se presenta entre las 06:00 y las 08:00, las 12:00 y 13:00; y 18:30 y 19:30”, reclama el usuario Eduardo Quinto.
Ocho de 10 usuarios consultados en la parada Florida, del consorcio Metrobastión, coinciden en que se debe incrementar la cantidad de buses articulados en horas pico para así mejorar los tiempos de frecuencia de buses y evitar las aglomeraciones, que también dan paso a hurtos.
“Casi todos se quedan en las puertas porque los buses vienen llenos desde Bastión Popular. Deberían incluir personas que verifiquen que los espacios de los buses sean bien utilizados en sus interiores”, reclama Pablo García, otro pasajero.
El panorama es similar en la parada de la Caja del Seguro, que es un intercambiador de que conecta a las terminales Guasmo y Bastión. Allí, seis de 10 de los consultados manifiestan que en ese tramo se debe mejorar el estado de los articulados que pertenecen a la troncal Guasmo – Río Daule, que opera Metroquil.
“Muchos viajan presionados contra las puertas de los buses que no siempre van bien cerradas. Tampoco tienen la rampa que antes las presionaba durante la ruta, las sacaron. Estos buses son los más viejos, deben darles mantenimiento periódico”, comenta la universitaria Laura Pérez.
La joven dice sentir temor por el accidente registrado el pasado 9 de junio, cuando Lady Freire, de 18 años, cayó desde un articulado luego de que se abrieran las puertas.
El pasado 10 de junio, Leopoldo Falquez, gerente general de la Fundación Metrovía, señaló que tienen cámaras en las paradas y que hay “permanentes revisiones” de lo que sucede al interior de los buses a través de inspectores, quienes verifican que no se exceda la capacidad del articulado.
Agregó que también realizan revisiones de operatividad diaria en las unidades de los tres consorcios, antes de los recorridos; y aseguró que en horas pico se redujo la espera en las frecuencias a tres minutos. Además, dijo, han emprendido campañas informativas para que los usuarios no se apoyen sobre las puertas.
Sin embargo, Máximo Guaranda, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Consorcio Metroquil, al que pertenece el articulado involucrado en la muerte de Freire, afirma que no existen revisiones diarias. “Mantenimiento se da solo cuando el bus se daña o cuando hay que hacer un cambio de aceite.
Supuestamente hay un cronograma continuo, pero no lo hay, no lo tienen”, dice.
Guaranda asegura que los primeros articulados de Metroquil tienen una vida útil de 12 años y algunos están por cumplir 10, por lo que, considera un mantenimiento diario.
Este Diario intentó comunicarse con Falquez, sobre los programas de mejoras en el servicio, los detalles de las revisiones diarias que realizan a los articulados y las modificaciones en los buses. Pero hasta el cierre de esta edición no recibimos confirmación de la entrevista ni nuevos datos estadísticos.