José Antón Díaz (izq.) fundador de la empresa de plásticos Pica. Foto: EL COMERCIO
El fundador de una de las empresas fabricantes de plásticos más grandes del Ecuador, Plásticos Industriales Pica, José Antón Díaz, fue sepultado ayer, 13 de julio, al medio día en el camposanto Parques de la Paz, en la vía a Samborondón.
El empresario de origen fenicio nació el 22 abril de 1927 y falleció la madrugada del sábado a los 88 años, dejando como legado una empresa con unos 3 000 productos en las líneas de plástico para el hogar, industrial, juguetes y calzado, que se comercializan a nivel nacional y en el exterior (Perú y Colombia) y que este año empleó a 1 500 personas en su planta ubicada en el km 9 de la vía a Daule.
Pica comenzó en sus actividades el 1 de septiembre de 1961 en la calle Francisco de Icaza, en el centro de Guayaquil. El primer ítem producido por el pequeño negocio que en ese entonces tenía seis empleados y contaba con dos máquinas inyectoras fue una cubeta de hielo.
Para 2012, la empresa facturó USD 75,09 millones de acuerdo a la Superintendencia de Bancos y Seguros y ocupó el puesto 223 de la lista de las 1 000 empresas más grandes del país según una investigación de la corporación Ekos realizada en el 2013.
A pesar de que su familia se dedicó a la industria Textil, Antón incursionó en otros negocios. Además de fundar Pica, fue accionista, director y presidente del Directorio del Hotel Oro Verde por 30 años, fundó el Unihotel y el Unicentro, uno de los primeros centros comerciales de Guayaquil y la Universidad Santa María, en Guayaquil.
Su padre, Estaban Antón, fue un libanés que llegó a Ecuador a principios del siglo XX y se casó con Cristina Díaz, también libanesa, con quien tuvo siete hijos, José Antón Díaz fue el menor. Antón estuvo casado con Violeta Bucaram, con quien tuvo cuatro hijos: María Elena Antón, José Antón Bucaram (quien preside la empresa), Jeannet Antón y Patricia Antón.
En el 2004 fue nombrado Mejor Industrial por la Cámara de Industrias de Guayaquil y en el 2013 recibió el premio al Mérito empresarial de la Cámara de Comercio de Guayaquil. Durante el evento en el que lo condecoraron, una de sus empleadas, Mariana Novillo, destacaba su dedicación mencionando que siempre estaba pendiente de todo. “Llegaba a las 05:00”, dijo la trabajadora.
Sus amigos más allegados cuentan que la salud de Antón se comenzó a quebrantar hace unos seis meses, producto de un cáncer.
Antonio Baduy, propietario de Plásticos Plapasa, fue uno de los amigos más cercanos a Antón. Desde la década de los setenta, recuerda el empresario, la amistad se afianzó “siempre nos reuníamos a tomar café en el Unicentro, que él fundó y ahí hablábamos de todo”, menciona.
A pesar de que tenían negocios en la misma línea, siempre mantuvieron una competencia leal, dice Baduy y destaca que Antón fue un empresario comprometido con todo lo que hacía y visionario. “Muchas de las cosas que sé las aprendí de él. Fue una gran persona y un gran empresario, todo lo que hacía le salía bien”, acota.
Óscar Nader, propietario de Bodegas Nader, también fue parte de su círculo de amigos y lo recuerda como un hombre intachable. “Tuvimos una amistad de más de 40 años, un amigo incondicional y muy humilde”, dice Nader, quien además destaca su admiración por Antón, “por su visión en los negocios, por su honestidad”.