Eve Giellis, de 35 años, tiene una relación estrecha con las familias de Guamote. Foto: Cortesía Inti Sisa
La belleza de los paisajes naturales de Guamote, un cantón situado al sur de Chimborazo, y las condiciones de pobreza en las que vive cerca del 80% de la población impactaron a Sarah Gielen y a Eve Giellis, de 26 y 35 años, respectivamente. Ellas dejaron sus ciudades natales en Bélgica para promover en Ecuador el turismo comunitario y el voluntariado.
Las jóvenes son parte de Inti Sisa, un proyecto que se inició en el 2007 y combina el turismo sustentable con la ayuda social. El objetivo de la organización es obtener recursos para financiar un programa de alimentación escolar saludable, un programa de capacitación en corte y confección para mujeres, mejoras educativas en tres escuelas, entre otras.
Las jóvenes ofrecen a los visitantes alojamiento en un hotel de estilo rústico inspirado en la cultura local, y recorridos por las comunidades en los que conviven con la gente, conocen sus cultivos, sus casas y aprenden sobre su estilo de vida. Cada tour cuesta USD 40 y el alojamiento USD 60, por persona y por noche.
Al año llega un promedio de 3 000 turistas a este proyecto.
Los precursores de la iniciativa son dos voluntarios belgas que visitaron Guamote en 1998. En un inicio, promovieron las actividades de ayuda social con fondos propios, pero luego decidieron convertir la fundación en un emprendimiento turístico que generara recursos propios para sustentar la ayuda y así mejorar la calidad de vida de la gente.
Las jóvenes extranjeras aprovechan sus conocimientos profesionales y experiencia en turismo para conseguir donaciones adicionales de los visitantes. Además, cada año un grupo de voluntarios de entre 17 y 18 años llega desde Bélgica para participar en las mingas y mejorar la infraestructura de tres escuelas comunitarias.
Estudiantes secundarios visitan Guamote. Ellos ayudan en las escuelas comunitarias. Foto: Cortesía Inti Sisa
“Somos una especie de puente entre la gente y los turistas. El tour que ofrecemos no solo es entretenido y muestra la belleza única de Ecuador, también busca concienciar sobre las vidas lujosas del extranjero frente a la vida sencilla del campo”, cuenta Gielen.
Ella es oriunda de Hasselt, una de las ciudades más grandes de Bélgica, y es especialista en Turismo. Tras graduarse de la universidad llegó a Ecuador para hacer una pasantía profesional en el 2016, pero cuando concluyó decidió quedarse.
Su rutina diaria incluye la guianza en los tours comunitarios. Hay tres recorridos diferentes, pero el más demandado es el que llega a Chanchán, Palacio y Ozogoche. Allí los visitantes pueden ingresar a las chozas antiguas, conocer jardines de plantas medicinales, incluso recorrer los huertos de las familias indígenas.
Tras el recorrido, Gielen mantiene largas conversaciones con los turistas sobre el programa. Les explica que aun las donaciones más pequeñas pueden marcar una diferencia para la vida de las personas.
Las donaciones sirven para financiar un paseo al que acuden los cerca de 90 niños de las comunidades que participan en el proyecto. Mientras que los ingresos del hotel financian los empleos de las 16 personas que trabajan allí, quienes son oriundos de las mismas comunidades.
Por la situación económica de las familias, ellos no habían tenido la oportunidad de salir de sus comunidades, no conocían la playa, ni siquiera una piscina, por eso el paseo es una experiencia que marca sus vidas, explica Gielen.
Mejorar la educación es una prioridad para Inti Sisa, dice Eve Giellis. “Les estamos asegurando oportunidades futuras para mejorar su calidad de vida. Incluso tenemos jóvenes a quienes les hemos pagado sus estudios universitarios”.
Ella estudió Filosofía en su ciudad natal Retie, en Bélgica, y trabajaba en una tienda de artículos para viajeros, pero cuando supo del proyecto en Guamote decidió convertirse en voluntaria.
Ella llegó a Ecuador en mayo del 2011 y ayudó a impulsar el hotel, que en esa época era pequeño (tenía capacidad para 14 personas).
Se enamoró de la tranquilidad y amabilidad de la gente de Guamote, además de la desconexión de la tecnología. En un inicio planeaba quedarse solo por un año, pero luego, en el 2013, le ofrecieron el puesto de coordinadora del proyecto y desde entonces está al frente de las actividades de Inti Sisa.
“En las comunidades hay mucho recelo con los extraños, pero Eve es como de nuestra familia. Ayuda mucho a los niños y ellos la quieren bastante”, dice Pedro Charig.
Eve iniciará desde la próxima semana un nuevo programa para los niños, como parte de Aflatoun, una iniciativa que promueve el emprendimiento y el desarrollo infantil.