Dos grupos ilegales infunden temor en Buenos Aires, parroquia de Imbabura

Un policía revisa el vehículo de dos ciudadanos de Colombia que pasaron por San Gerónimo rumbo a Buenos Aires. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Un policía revisa el vehículo de dos ciudadanos de Colombia que pasaron por San Gerónimo rumbo a Buenos Aires. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Un policía revisa el vehículo de dos ciudadanos de Colombia que pasaron por San Gerónimo rumbo a Buenos Aires. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Mafias pugnan por el control de las minas de Buenos Aires. En esta pequeña parroquia rural de Urcuquí, en Imbabura, hay dos nombres que causan temor en la población: alias ‘Perico’ y ‘Javier’.

“A Darwin David... se lo conoce como alias ‘Perico’ y es quien imparte terror en las minas”, dice la hermana de un colombiano asesinado en diciembre pasado y cuyo cuerpo, con orificios de bala, fue abandonado en una quebrada dentro de las minas ilegales.

La familiar grabó su testimonio en video y lo publicó en una red social. Se aseguró que su rostro no aparezca, pues teme que la ataquen. “Mi hermano no se dejaba extorsionar y tal vez por eso fue que le quitaron la vida”, indica.

La gente en Buenos Aires sabe que alias ‘Perico’ no opera solo. Tiene un grupo de hombres armados que se dedican a cobrar por la “seguridad” que dan a los dueños de las poleas.

Este último grupo trabaja en las minas y cobran entre USD 4 y 5 por cada bulto con piedra mineralizada que cruza de una loma a otra, a través de sistemas de cables.

El extranjero asesinado era dueño de una polea. Su crimen es investigado por la Fiscalía del cantón Urcuquí. Pero las mafias que están detrás de otros delitos alrededor de la minería son rastreadas, desde Quito, por la Fiscalía General.

Se las indaga por delincuencia organizada, pues no solo se estarían dedicando a la extracción del oro, sino también cuentan con redes de apoyo que financian las actividades, lavan el dinero, trafican armas y químicos, extorsionan y también hay explotación sexual.

Los agentes de la Policía han hablado con los habitantes de Buenos Aires, El Triunfo, San Francisco y otros caseríos cercanos a ese poblado.

La gente dice que ‘Perico’ llegó de San Lorenzo, en Esmeraldas, y que la mayoría de los que forman su grupo son extranjeros y está armados.

De alias ‘Javier’ cuentan los pobladores que antes era del grupo de ‘Perico’, pero se separaron por el reparto del dinero obtenido de las extorsiones.

Ahora, ‘Javier’ conformó un clan y hay indicios de que estaría vinculado con la muerte de un adolescente registrado el año pasado en Urcuquí.

Los que se dedican a la minería cargan radios portátiles para comunicarse, ya que en las minas no hay señal telefónica.

De esta forma se alertan cuando ven a los policías.

La ministra del Interior, María Paula Romo, reconoció que la actividad minera ilegal en esa zona ha generado “tensiones”. El jueves, tras una visita en Ibarra, calificó que la extracción de oro en Buenos Aires era “una industria ilegal que produce mucho dinero”. Y aseguró que la Policía Nacional seguirá trabajando “para mantener la zona en paz”.

El año pasado, 409 personas fueron detenidas en controles policiales por minería ilegal en Imbabura. Pero solamente 76 quedaron detenidos; el resto de sospechosos fue liberado.

El Ministerio del Interior y la Fiscalía presentaron quejas en la Judicatura contra una jueza que ordenó la liberación de 16 detenidos en un operativo realizado en enero. Los agentes habían realizado seguimientos y vigilancias a un grupo de supuestos cabecillas que operan en las minas, pero la jueza consideró que los hombres estuvieron detenidos más de 24 horas, aunque el parte de detención decía lo contrario.

El jueves (14 de febrero del 2019), agentes de la Dirección General de Inteligencia intentaron desarticular una red que suministra armas de fuego en las minas.

En el operativo, los investigadores hallaron cuatro escopetas en un barrio residencial del norte de Ibarra. Sin embargo, el sospechoso escapó tras notar la presencia policial y adentrarse a un bosque. No se descarta que las armas fueron ingresadas desde Colombia.

Este Diario constató cómo carros con placas colombianas se dirigen hacia Buenos Aires tras pasar por un control y registro policial en San Gerónimo, un pueblo ubicado a dos horas de las minas.

También se ven vehículos con placas de provincias como Carchi, El Oro, Esmeraldas, Pichincha, Azuay, etc. Los reportes policiales indican que hay extranjeros que llegaron de Venezuela y Perú, que han formado sus grupos en las minas.

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