Grupo especial de las FF.AA. enterró hasta 200 cadáveres en un día

El grupo especial conformado por las FF.AA. enterró hasta 200 cadáveres en un día

El grupo especial conformado por las FF.AA. enterró hasta 200 cadáveres en un día

El grupo especial conformado por las FF.AA. enterró hasta 200 cadáveres en un día. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

El pequeño cuerpo llegó al cementerio envuelto en una bolsa. Apenas tenía tres meses de edad cuando el virus la atacó. Su sepelio fue el 1 de abril del 2020 en Pascuales, una parroquia del norte de Guayaquil. La imagen de la recién nacida, mientras era sepultada, no se borra de la mente de Iván Valero, un cabo primero de la Marina.

Él y otros 49 militares fueron parte del equipo sanitario que se conformó durante los días más críticos en los que el covid-19 golpeó al Puerto Principal. La orden fue sepultar a los cientos de víctimas mortales.

Entre abril y mayo se convirtieron en sepultureros.

Mirar a la bebé fallecida estremeció a Valero. Dice que era su primer día de operaciones y que en el cementerio había decenas de cuerpos embalados.

Llegaban en grandes contenedores. Los militares abrían las puertas y los llevaban a las tumbas de cemento o a los espacios bajo tierra. Cada día tocaban las cornetas como un homenaje a los caídos. Hoy, 26 de junio del 2020 el personal rememora cada detalle.

Valero recuerda que llegaron a sepultar hasta 200 cadáveres en un solo día. El miedo al contagio no los dejaba dormir, incluso alteró la vida con sus familias.


“Había días que realizábamos hasta 200 inhumaciones diarias. Fue demasiado fuerte lo vivido”.
Iván Valero

Juan Mosquera es cabo de la Marina. Él también estuvo en esta misión y cuenta que al enterarse que debía ayudar en las inhumaciones pensó en su esposa y tres hijos de 2, 6 y 11 años.

Por eso se aisló. Los 21 días que estuvo en los cementerios no pudo abrazar a sus niños.

Las medidas de protección eran rigurosas para todos los militares a cargo de esa tarea.

Cada mañana se blindaban con guantes, botas herméticas, mascarillas y protectores faciales. Mosquera sabe cómo eran esos días: “A pesar del calor sofocante sabíamos que los equipos nos mantenían protegidos. Al finalizar nos fumigaban. Después de todo nos bañábamos hasta cinco veces”.


“Sí teníamos miedo, sobre todo al contagio, pero eso no impidió que podamos ayudar a la gente”.
Juan Mosquera

Entre marzo y abril, las funerarias de Guayaquil reportaron que sus empleados no querían trabajar por miedo a contagiarse. Eso hizo que los militares se hagan cargo de la tarea.

Ángel Colobón, otro militar, llegó con el pase a Guayaquil a mediados de marzo, justo cuando estalló la emergencia sanitaria. Su esposa y sus dos hijos se quedaron en Esmeraldas. “Todos los días me encomendaba a Dios por ellos. Me persignaba y le pedía que me cuidara y que me protegiera para volver con mi familia”.

“A los militares se nos encomendó una tarea que nadie quería hacer y creo que cumplimos”.
Ángel Colobón

Un sacerdote hablaba cada semana con los soldados y les daba charlas para enfrentar la muerte. El impacto psicológico de ver decenas de cadáveres era fuerte. “Parecía que estábamos en una guerra, la única diferencia era que el enemigo era invisible y que no teníamos armas para defendernos”, recuerda Bolívar Castro, otro de los miembros de FF.AA.

Él dice que el nivel de concentración era máximo. Cada inhumación debía registrarla con las coordenadas exactas para que luego los familiares de las víctimas pudieran encontrarlas con facilidad. Este procedimiento se hacía debido a la prohibición de funerales que regía en la ciudad.

En esos días hubo muchas familias que acudían a los cementerios para localizar los cuerpos de sus seres queridos.

Uno de ellos fue un soldado de la FAE. Buscó cinco días a su madre. “Ayúdenme a encontrarla, nos repetía. En ese momento, a pesar de que no lo conocíamos, empezamos la tarea y en unos minutos la localizamos. Cuando la vio se derrumbó y empezó a llorar. Ese momento fue muy duro para todos”, cuentan los uniformados.


“Tratamos los cuerpos como si se trataran de nuestros familiares. Siempre hubo mucho respeto”.
Bolívar Castro

En total, el equipo sanitario de emergencia de las FF.AA. sepultó a cerca de 1 500 personas durante la pandemia. En esa misión se concentraron hasta mediados de mayo.

Hoy todos se encuentran en sus repartos y aseguran que cumplieron con lo encomendado. En los reportes militares se indica que no hubo personal contagiado en estas tareas, pero todavía se mantienen en procesos de ayuda psicológica para superar el estrés postraumático que significó enterrar a diario a las víctimas del covid-19.

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