Grecia, con un nuevo ultimátum

Cuando mañana se junten en Bruselas los jefes de Gobierno de la Eurozona pondrán sobre la mesa de trabajo, una vez más, la crítica situación griega.

Durante la última semana el retiro de depósitos monetarios no reflejaba sino el nerviosismo de un mercado harto de años de sobresaltos y falta de confianza. 4 200 millones de euros se han esfumado de los bancos, cuyo episodio de espiral empezó con más fuerza en noviembre. Al punto está Grecia de decretar un feriado bancario para evitar la quiebra del sistema cuya liquidez esta exhausta. Y, claro, sería otra tragedia más.

Cuando hace unos años ya la sobre estimación de la capacidad de endeudamiento de Grecia buscó una luz en la Unión Europea, la mano extendida obtuvo empréstitos y un voto de paciencia.
Entonces, se explicaba la situación por los millonarios gastos en la infraestructura deportiva de los Juegos Olímpicos. Las recetas exigidas son las mismas que conocemos: austeridad, recortes, reformas. Todas ellas tienen un innegable impacto social, acaso inevitable después de las farras prolongadas.

Dos elecciones después, y cuando arribó Alexis Tsipras, su discurso retador y su manifiesta admiración al Presidente ecuatoriano no parecían necesariamente un buen augurio. Ecuador, en tiempos de bonanza petrolera, creía en el gasto fiscal y se endeudó demasiado, más en tiempo de apretura.
Pero Tsipras, que acude al pragmatismo y ya no reniega tanto de coquetear con los gobiernos europeos que cuestionaba, ahora tiene que estirar la mano para pedir una nueva ayuda. Le forzarán a reformas y recortes.

El problema está en que Europa no tiene la fortaleza de hace algunos años y los poderosos -Alemania, Francia- ya no lo son tanto y están agotados de soportar el peso de la crisis del continente y pagar por las cuentas de los que no hacen los deberes con prolijidad.

Diario El País de Madrid dice: “El crujir de la crisis griega no ha terminado aún. Ni mucho menos”. Esta ruina de Grecia luce más grietas que sus tesoros arquitectónicos.

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