Ni el neopopulista Alexis Tsipras ni el movimiento radical de izquierda Syriza. Tampoco los líderes bolivarianos, con Raúl Castro, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello a la cabeza, que no solo se ufanan del triunfo del ‘No’ en Grecia, sino que también se alegran de que su modelo fracasado -en el cual solo han florecido la miseria y la corrupción- eche raíces en el sur de Europa. En el forcejeo entre Atenas y sus acreedores, asoma la cabeza de un posible ‘ganador’, que nada tiene que ver con los 11 millones de griegos.
Desde el Kremlin, que antes ocuparon el zar Iván ‘El Terrible’ y el déspota Iósif Stalin, o en su dacha, con seguridad sigue con interés lo que sucede en Grecia. Este país es uno de los ‘puntos conflictivos’ del Viejo Continente, de la Vieja Europa que exhibe áreas en rojo (y con cifras en rojo) y quizá al borde de una explosión social y económica y de mayores crisis.
El ‘factor griego’ puede jugar a favor de Vladimir Putin, en el pulso que libra con la Unión Europea, la OTAN y EE.UU, a raíz del conflicto en Ucrania y la intervención en Crimea, una península que históricamente ha sido parte de Rusia.
Putin, que ha capeado el temporal de las sanciones impuestas por Occidente a causa de Ucrania, quizá ha encontrado en Tsipras a un dócil ‘Caballo de Troya’. Este se ve capaz de fisurar desde dentro al bloque de los enemigos de Moscú en la Guerra Fría del siglo XXI, un enfrentamiento ideológico-económico-comercial-bancario de enorme calado.
En el ajedrez geopolítico que se disputa en Europa, al contrario que Alexei Ivánovich, el ludópata y eterno perdedor en ‘El jugador’, de Fiódor Dostoyevski, Putin sabe dónde colocar sus fichas y cómo lanzar los dados.
Entonces, no está en debate si Grecia -emporio del despilfarro de la plata ajena- sale de la zona euro y vuelve al dracma. En verdad, está en juego cuál de las opciones es la menos traumática para el Eurogrupo y si el ‘factor griego’ ocasionará o no un efecto dominó en economías frágiles: Portugal, España, Chipre, etc. Es decir: se dilucida si la Eurozona se mantendrá o no en el tiempo.
El zar Putin aguarda; luego actuará. Así lo ha advertido su rival político Garry Kasparov, excampeón mundial de ajedrez y analista.