El granizo afectó a nueve bienes patrimoniales en Quito

En horas de la tarde de este 17 de noviembre del 2018 se registra lluvia con granizo y tormenta eléctrica en de Quito. En la foto, el sector del Palacio de Carondelet en el Centro Histórico. Foto: Fabian Maisanche / EL COMERCIO

En horas de la tarde de este 17 de noviembre del 2018 se registra lluvia con granizo y tormenta eléctrica en de Quito. En la foto, el sector del Palacio de Carondelet en el Centro Histórico. Foto: Fabian Maisanche / EL COMERCIO

Los bomberos inspeccionaron el techo del Colegio La Providencia. Ayer se empezó a colocar una sobrecubierta. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Las cubiertas que resultaron dañadas tras la fuerte granizada del sábado pasado (17 de noviembre del 2018), en el Centro Histórico, fueron construidas sobre estructuras susceptibles a la filtración. Son hechas de caña guadúa, bahareque o madera y complementadas con teja o fibrocemento.

El peso del granizo venció a parte de la estructura del techo del Colegio La Providencia, ubicado en la calle Benalcázar y Cuenca, y alcanzó seis centímetros de espesor. Eso también ocurrió con las cubiertas de los colegios San Andrés, San Pedro Pascual y Sagrados Corazones del Centro. Yaku Museo del Agua sufrió daños, aunque su construcción es de distintas características.

Otros valiosos bienes patrimoniales, como el Teatro Nacional Sucre, el Capitol, el Variedades y el Museo de Cera Alberto Mena Caamaño también registran problemas. En este último, las filtraciones fueron severas, pero se aplicó el plan de contingencia para evitar que el agua dañara las figuras que allí se exhiben.

Christian Rivera, técnico de Riesgos de la Secretaría de Seguridad, explicó que el problema con el granizo es que cae junto con lluvia y el agua compacta al hielo. Ocurre algo similar al fraguado del cemento. Además, los pesados bloques de granizo tardan en derretirse tanto que en algunas calles ayer aún había hielo.

El techo de la capilla de La Providencia está totalmente arqueado. El piso permanece húmedo puesto que con cada lluvia el agua se filtra más. El líquido no se queda únicamente allí sino que también llega al gimnasio, que está en el piso de abajo. Si bien tras las inspecciones de técnicos del Municipio se determinó que el resto del colegio no está en riesgo, las clases -que fueron suspendidas el lunes pasado- se rea­nudarán el 26 de noviembre, de forma progresiva para los 1 283 alumnos. Los últimos en volver serán los niños de la primaria, pues las obras se realizan en una zona por la que ellos circulan para ir a sus aulas.

El hermano Christian García, rector del colegio, dijo que por el momento se levantará una sobrecubierta con una estructura de caña guadúa, con plástico y láminas de zinc en la parte superior. Esto protegerá al edificio de futuras lluvias o granizadas. Luego se hará la reparación definitiva.

Mientras tanto, los usuales ‘habitantes’ de la capilla están ubicados en una sala de reu­niones y un oratorio. La más antigua es una imagen de María Inmaculada, que ha estado allí desde que la hermana Clemencia de la Torre, madre superiora de La Providencia, estudiaba allí. Ella agradece a los bomberos que ayudaron el domingo a protegerla, al igual que a figuras de un ángel y de Jesús.

La hermana Clemencia cuenta que sus amigas de las épocas escolares y colegiales le han llamado preocupadas y tristes por lo ocurrido. Ella espera que pronto se pueda arreglar el edificio y protegerlo para evitar daños a futuro.

En la calle Imbabura y Alianza está el Colegio San Andrés. Esta es la institución con daños más graves, según Rivera. Cuatro aulas y el laboratorio de inglés del centro educativo están afectados. Pedazos de enlucido caen poco a poco de los techos donde recibían clases 120 alumnos de segundo y tercero de Bachillerato. Se pueden ver estructuras de bahareque en varios puntos del tumbado.

Fray Arnulfo Saca, rector del colegio, explicó que los chicos no recibieron clases el lunes pero ayer (20 de noviembre) volvieron a aulas improvisadas en salas de reuniones y otros espacios.

Los chicos se preocuparon al ver la noticia sobre los daños en su colegio. Según Carolina Guayasamín, presidenta del Consejo Estudiantil, un grupo de chicos quiso colaborar por la emergencia, pero les dijeron que no podían hacerlo, por su seguridad. Aunque no es muy cómodo recibir clases en una aula improvisada, en donde entran con dificultad 30 alumnos y el maestro, ella prefiere eso a perder clases, cuando está a meses de su graduación.

Además de la fuerza de la lluvia y del peso del granizo, que entre el 6 de noviembre del 2018 y ayer han causado 45 emergencias en toda la ciudad, el problema en ciertos casos es la falta de prevención, dice Rivera.

Señala que quienes administran o viven en bienes patrimoniales deben dar mantenimiento anual a tejas, bajantes, canaletas, etc. Esto puede costar unos USD 1 500 para una casa de 350 m² de construcción. Pero la reparación puede superar los USD 5 000.

Tras las inspecciones, el Instituto Metropolitano de Patrimonio colaborará en la reparación de las cubiertas afectadas por la granizada del domingo.

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