Mientras sigue la conmoción por la muerte de 27 personas en Connecticut a raíz de un tiroteo en una escuela de Newtown, entre ellas 20 niños, la ciudad de Nueva York anunció la renovación del programa ‘Dinero por Armas’, con el que pretende retirar las armas ilegales de sus calles ofreciendo USD 100 a cada persona que entregue un arma a las autoridades.
“Aunque el control de armas es un tema federal, localmente podemos hacer cosas para eliminar de nuestras calles las armas ilegales que provocan la muerte de personas inocentes”, afirmó ante la prensa el senador estatal por Nueva York Adriano Espaillat.
Según explicó, cualquier persona que tenga un arma, legal o ilegal, podrá acudir a un departamento de la Policía o a iglesias para entregarla de forma anónima y “sin preguntas” a cambio de USD 100 dólares.
Aunque este programa ya existía, la novedad es que se podrán recolectar las armas a través de las comunidades religiosas para evitar la desconfianza o temor de los ciudadanos a la Policía, señaló el senador. “Si se devuelve una sola arma, ya habremos ganado”, añadió Espaillat.
Esta recolección en los 5 condados de la ciudad es la primera de una serie de acciones que se realizará para frenar la proliferación de armas, que cada día provoca la muerte de 34 estadounidenses. La Fiscalía General del vecino estado de Nueva Jersey también anunció hace seis días un programa similar, con el que los ciudadanos del condado de Camden podrían entregar de forma voluntaria armas y recibir hasta USD 250 por cada una.
El concejal neoyorquino Ydanis Rodríguez señaló que con más de 30 000 muertes por armas de fuego en EE.UU. en el último año, limitar la cifra de armas ilegales es una “verdadera necesidad”.
“Estas armas son demasiado fáciles de adquirir, y demasiado a menudo caen en las manos equivocadas, poniendo las vidas de nuestros hijos en riesgo”, dijo Rodríguez, quien animó a los neoyorquinos a entregar sus pistolas y armas largas para “prevenir otra tragedia nacional”.
Además, señaló que se debe prestar especial atención a las personas con enfermedades mentales, lo que resulta un peligro para el resto de ciudadanos.
Mientras tanto, el presidente Barack Obama llamó ayer a poner fin a la epidemia de violencia causada por las armas que afecta al país cada día, y puso de límite el próximo enero para que un grupo de trabajo liderado por su vicepresidente, Joseph Biden, presente “reformas reales”.
Obama nombró a Biden, para comandar un grupo de trabajo que elabore propuestas después de la masacre registrada en la escuela primaria Sandy Hook de Newtown, Connecticut. La designación del vicepresidente es la primera iniciativa concreta del gobierno para regular la venta de armas a civiles.
El Mandatario dijo que respalda el derecho de los ciudadanos a tener armas, pero sólo dentro de “límites responsables”, y que el país tiene la “profunda obligación” de contener la violencia armada. “Una ley de armas no va a resolver todos los problemas”.
La senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, agregó que querían que el Congreso vuelva a imponer una ley para prohibir la venta de armas de asalto, una iniciativa que Barack Obama, recién elegido Personalidad del Año 2012 por la revista Time, “apoya activamente”.
Sin embargo, las posibilidades de aprobación de esta ley dependen del apoyo que le den muchos congresistas próximos a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (ANR, por sus siglas en Inglés) , incluyendo líderes republicanos de la Cámara de Representantes, sin los cuales no será posible un acuerdo.
La líder de la minoría demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, pidió que antes del sábado se vote un proyecto de ley para prohibir la venta de cargadores de alta capacidad. “Lo que necesitamos no son más palabras, sino acciones”, dijo Pelosi al anunciar también la creación de un Grupo de Trabajo sobre las Armas en el Congreso.
Una cultura muy arraigada Desde la conquista del Oeste, que derivó en el derecho a la legítima defensa avalado por la Constitución, los estadounidenses, o al menos una parte de ellos, ¿aman con pasión las armas? “Sería proporcionar una representación falsa de Estados Unidos decir que amamos apasionadamente las armas, o que todos los estadounidenses las poseen”, explicó Gregg Lee Carter, profesor de Sociología de la Universidad Ryan (Rhode Island), al tiempo que recuerda que la mayoría de ciudadanos no las posee.
“La cultura de las armas procede de una especie de apego histórico”, añade Robert Spitzer, autor de un libro sobre la reglamentación de las armas de fuego. “Es la historia de cómo EE.UU. venció a Gran Bretaña durante la Guerra de Independencia, la historia de unos hombres que tomaron sus fusiles y partieron a servir al ejército de George Washington”.
André, de 72 años, ferviente partidario de las armas, reafirmaba recientemente en la localidad de Newtown que “si un tipo bien preparado se hubiera encontrado en la escuela, habría podido acabar con el tirador mucho antes de que asesinara” a los 20 niños y seis adultos que estaban en el lugar, aseguró.