Humberto Zambrano Zúñiga
La Constitución garantiza el derecho a una comunicación libre y a buscar, recibir, producir y difundir información veraz, verificada sin censura; además, garantiza la cláusula de conciencia.
Quienes hacen comunicación deben mantener siempre la ética y el profesionalismo; jamás deben convertirse en manipuladores de la verdad, en tergiversadores de hechos noticiosos; deben tener muy claro que una cosa es informar y otra desinformar; que no es lo mismo informar que opinar; informar objetivamente que ‘informar’ subjetivamente.
Vienen a la memoria varios editoriales de EL COMERCIO alrededor del papel de un periodismo serio y objetivo, dada su experiencia centenaria.
Del mismo modo, las ideas de muchos de sus articulistas, entre ellos, de Rubén Darío Buitrón, cuando pide “un periodismo verificado que no especule, no escandalice, no presuma, no prejuzgue…, que se fundamente en hechos y no en rumores y malas intenciones …”.
Asimismo, la televisión y la radio, con sus noticieros estelares deben de ser siempre objetivos y veraces, y no ser muchas veces manipuladores y ampararse en supuestos. Si la labor comunicadora se encuadra en tales parámetros no hay nada que temer.
EL GOBIERNO VS. TELEAMAZONAS (V)
Amparo Medina
Desconcierta observar cómo el gobierno de Rafael Correa le está ‘pasando factura’ a la única televisora independiente, pluralista y consciente de su deber ante el poder.
Sin embargo, desconcierta aún más el hecho de que los ciudadanos nos mantengamos como meros espectadores mientras se está violentando nuestro derecho fundamental a la libre expresión, garantía esencial para el respeto, la tolerancia y la promoción de todos los demás derechos humanos.
No es necesario ser un especializado jurista, como ciudadano sin formación alguna en derecho puedo darme cuenta (como la mayoría de ustedes) que se trata solamente de una vulgar ‘revancha política’ en contra un medio de comunicación que desde el inicio del mandato de Correa ha sido crítico y cuestionador de su gobierno.
Sin embargo, y al margen de que nos guste o no la línea editorial de Teleamazonas, debemos tener claro que al respetar la libertad de los demás a expresarse, estamos asimismo haciendo respetar nuestra propia libertad de palabra.
Como señalaba un periodista, “…si Teleamazonas es cerrado por esas causas, los medios de comunicación van a tener mucho cuidado y temor de poder publicar las preocupaciones y criterios de sociedad”.
De cumplirse este supuesto, estaríamos condenados hacia un flujo de información unidireccional, sin espacios de debate y opinión, en donde el Presidente ejercería un control absoluto de lo que debe -y especialmente lo que no debe- publicarse. ¿Es eso democracia?
Recordemos que sin la habilidad de opinar libremente, sin medios de comunicación críticos e independientes la democracia está condenada a perecer. Así, esta lucha por la libertad nos corresponde a todos, y de ello dependerá que el futuro todavía podamos expresar nuestro propio individualismo.
EL GOBIERNO VS. TELEAMAZONAS (VI)
Diana de Carrera
Deseo expresar mi indignación con el Conartel, que quiere quitarnos a los ciudadanos el derecho fundamental de libertad de expresión.
Si quisiera en realidad ejercer su función de sancionar medios que informen mal o insisten a la violencia, deberían tener en la mira a Radio la Luna, que día a día instiga con palabras groseras a que los ciudadanos ataquen a quienes no pensamos como ellos.