Redacción Cuenca
Los tachos de basura azules y verdes son parte del entorno de los cantones Santa Isabel y Girón, en Azuay. Los envases están en casas, plazas y tiendas, como la de María Figueroa. Allí se depositan los desechos reciclables y no reciclables.
Ella recibió capacitación para saber qué tipo de basura depositar en cada tacho.Es una iniciativa de ambos municipios. Para ello crearon la Empresa Pública Mancomunada de Aseo Integral de la Cuenca del Jubones, en mayo de 2008.
Otra iniciativa
Pucará y San Fernando, por su cuenta, ejecutan estudios para emplazar pequeños rellenos.
En 2002, la Organización Mundial de la Salud, en un análisis sectorial de residuos para Ecuador,
recomendó a los municipios pequeños que los modelos de gestión de residuos sólidos más viables son las microempresas, mancomunidades o consorcios.
De la basura de Girón y Santa Isabel, el 60% es orgánico y sirve para abono. El 20% es reciclable y la diferencia se depositará en el nuevo relleno.“Es un modelo que reduce los costos y evita la proliferación de botaderos antitécnicos”, dice Juan Vidal, del Instituto de Promoción y Apoyo al Desarrollo.
Esta es una organización española que dirige técnicamente el proyecto. Según Vidal, la inversión en un relleno sanitario es alta. Solo para el equipamiento se requieren más de USD 130 000. “Esos valores no pueden cubrir los municipios pequeños”.
Por ello, Girón y Santa Isabel optaron por una mancomunidad. La siguiente fase fue construir un centro de gestión de residuos sólidos. Ambos cantones inaugurarán este mes esa infraestructura, en el sector de Huascachaca, en el cantón Santa Isabel.
La vida útil será de 20 años y se beneficiarán 30 000 personas. Es una planta de clasificación de residuos, una de compost y dos celdas para depósitos. La inversión es de USD 1 millón, financiado por los municipios de Girón y Santa Isabel, el Ministerio de Inclusión Económica y la Agencia de Cooperación Española.
Según Marcelo Encalada, gerente de la empresa mancomunada, en ambos cantones se generan 10 toneladas diarias de basura, que se depositaban en botaderos a cielo abierto.
Antes, en los botaderos antitécnicos, los dos municipios invertían USD 400 000 cada año. Los gastos bajarán en un 25%.
En Azuay, el manejo de los residuos sólidos es un problema. De los 15 cantones, solo en Cuenca funciona un relleno sanitario en Pichacay y una planta de compostaje, en el Ecoparque de El Valle.
El resto de los 14 cantones tiene botaderos a cielo abierto, lo que genera inconvenientes. El Municipio de Sígsig pagó USD 72 980 de multa al Ministerio del Ambiente, por contaminar con sus desechos el río Santa Bárbara.
El botadero de Gualaceo está por colapsar, por la falta de espacio, según el alcalde César León. El Consejo de Aguas de la Cuenca del Paute efectúa los estudios para un relleno sanitario.
En Chordeleg, por desacuerdos no avanza la construcción del nuevo relleno. Según el alcalde Flavio Baros, su cantón y Sígsig pagan USD 15,38 por tonelada a Cuenca, por el depósito de basura en el sector de Pichacay.