Entrevista a George Selgin, miembro destacado del Instituto Cato de Washington. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Ecuador alista una reforma monetaria. ¿Qué debe contener para fortalecer al sistema bancario?
No se necesita un Banco Central en dolarización. En Ecuador, esta entidad tiene funciones regulatorias en el campo monetario y, al parecer, buscan que siga teniéndolas. Pero no hay razón para eso, porque no tienen una moneda propia.
¿A qué tipo de funciones se refiere?
A la capacidad para fijar techos a las tasas de interés y a la regulación de las ganancias de las entidades, medidas que actualmente limitan la competencia y la innovación. Yo sugiero que salgan de ese modelo. De esa manera, el país puede atraer a la banca extranjera. Con ello, habría incentivos para modernizar e innovar a la industria financiera, y para que cada entidad quiera ser mejor que otra.
¿Cuál es el papel de un Banco Central en una economía dolarizada?
No tiene nada más que hacer que estar lejos de la dolarización. No tiene ningún rol positivo en el sistema monetario e incluso puede ser
una amenaza.
¿Se debe eliminar?
Depende. Un Banco Central tiene, en general, funciones de regulación, de investigación de los indicadores macroeconómicos y manejo de pagos interbancarios. Estas dos últimas pueden continuar. Son valiosas, aunque ninguna es esencial. La investigación pueden hacerla las universidades y los pagos interbancarios, algún privado. Pero regular la oferta de dinero, como hacen otros bancos centrales, es innecesario. Hay que tener cuidado en no dar pasos en ese sentido, ya que eso puede ser una amenaza real a la dolarización. La reforma que buscan ahora podría eliminar ese rol. Si se quiere dolarización, el Banco Central no puede jugar ningún rol monetario o en la política monetaria.
Ecuador ya caminó a una banca libre con baja regulación en los años noventa y el resultado fue una crisis económica. ¿Qué falló? ¿No fue precisamente la falta de regulación?
Lo que sucedió en los noventa fue que la parte fiscal estaba muy unida a las tareas del Banco Central, el Gobierno necesitaba dinero y el ente lo emitía. Al haber más liquidez, los privados prestaban más. Al final todo cayó como en un efecto dominó. Entonces, el problema no es dar más libertad, sino la intervención del gobierno. Con dolarización no se puede crear más dinero para que los bancos inyecten crédito sin censura y ya no está el prestamista de última instancia. Si falla una institución es más difícil que vuelvan a hacer lo que pasó antes.
Pero los bancos igual pueden fallar. ¿Cómo se protege al depositante en un modelo de este tipo?
Uno es tener un seguro de depósitos, pero no ilimitado, sino enfocado en los clientes, para que el banco no piense que está 100% asegurado y haga malos manejos. Y, lo segundo, es que se necesitan instituciones financieras bien capitalizadas, para que puedan responder con eso a sus depositantes. Mientras más capital, más seguro, pero cuando hay un tope a las ganancias nadie aumenta capital.
¿Cómo evitar que los banqueros pacten entre sí con el fin de correr más riesgos?
Se recomienda aumentar la competencia. Tener solo bancos locales es muy riesgoso. La banca internacional diversifica el riesgo. La economía ecuatoriana depende del petróleo y si el precio cae es más riesgoso contagiar de esa crisis a más sectores, incluido el sector financiero. Pero si hay entidades extranjeras baja el riesgo de contagio, porque tienen capital afuera y pueden ayudar a que no caigan sus subsidiarias en Ecuador.
¿Existen buenos ejemplos de países donde este modelo sea exitoso?
Nueva Zelanda y Canadá, donde las políticas son más abiertas y permiten diversificar la economía y la banca. No creo que EE.UU. sea un buen ejemplo. Hoy en día sus bancos son muy grandes y saben que si fallan pueden afectar a mucha gente y, por eso, confían en que el Gobierno les va a ayudar. Eso es un problema. Con la misión Kremmerer en los años veinte, Ecuador creó al Central siguiendo los pasos de EE.UU. Pero hay mejores ejemplos. No nos copien.
¿Cómo se hace el control en el modelo que plantea para evitar malos manejos en el sector bancario como ocurrió en los noventa?
La parte que cuestiono es una regulación muy estricta que limite la flexibilidad y posibilidades de bancos. Pero debe haber una Superintendencia que evite malos manejos.
La crisis que vive Ecuador ha llevado a algunos a pensar que una opción puede ser salir de la dolarización y tener una moneda propia.
Hay muy pocos problemas que la devaluación de una moneda puede resolver.
El problema no es la dolarización sino la falta de diversificación de las exportaciones y eso no va a resolver la devaluación. Más bien, hay que mejorar la manufactura e impulsar nuevas industrias.
Hoja de vida
Cargo. Es investigador principal y director del Centro de Alternativas Monetarias y Financieras del Instituto Cato y profesor emérito de Economía de la Universidad de Georgia.
Formación. Tiene una licenciatura en Economía y Zoología de la Universidad Drew y un doctorado en Economía de la Universidad de Nueva York.