En noviembre pasado, la Radio Nacional de España sorprendió a su público con la entrega del XXIV Premio El Ojo Crítico a la agrupación La Ritirata, dirigida por el violonchelista Josetxu Obregón. Como nunca antes, este galardón le fue otorgado a un ensamble de música antigua; algo que llama la atención puesto que, hasta ese momento, se creía que el espíritu barroco era apetecido por un grupo pequeño de cultores, cual si se tratase de una secta dentro del mundo de las artes.
Este es un síntoma que habla de la situación de la música barroca en la actualidad. El interés de los melómanos se ha volcado al período comprendido entre 1600 y 1750. ¿Qué hay de atractivo en esos años? Entre las respuestas que Obregón baraja, hay una que establece un puente entre el pasado y el presente: la improvisación.
El jazz y el blues, ritmos con miles de seguidores hoy en día, no son los pioneros de una forma de interpretación que depende de la capacidad del músico para escapar del enclaustramiento de la partitura. Esto, según comenta el violonchelista, lo hicieron clavecinistas, organistas, laudistas y demás.
La manera de improvisar de los músicos del barroco será revivida este lunes 14 en Quito, fecha en la que la agrupación La Ritirata realizará una presentación y dos clases magistrales en el marco del Festival Internacional de Música Sacra.
Durante su estadía en la ciudad, el ensamble, integrado por 11 músicos, quiere dar a conocer parte de la historia musical del barroco. Para su director, esto implica, además de la interpretación, la difusión del legado de artistas y compositores de la época. Y la única forma de lograr esta empresa es utilizando instrumentación antigua. “Solo así se puede sacar del museo a la música barroca”, dice Obregón.
De la mano de La Ritirata, los amantes de este tipo de música han logrado conocer los trabajos de compositores como Juan Crisóstomo de Arriaga, Andrea Falconieri y Luigi Boccherini. Para revivir sus obras, ellos apuestan por un barroco alejado de las técnicas modernas de interpretación. Lo que buscan es fidelidad al creador. En ese sentido, los músicos ponen especial cuidado al estudio de textos como el ‘Tratado de Glosas’, libro sobre la música para viola da gamba publicado por el violista Diego Ortiz en 1553. Según Obregón, solo la revisión exhaustiva de tratados como este permitirá que las piezas barrocas logren encajar en la dinámica de la fusión, tema que va tomando fuerza en la industria discográfica.
El veredicto del jurado del premio El Ojo Crítico menciona que La Ritirata se ha convertido en un referente de la música antigua en España. En parte, su éxito radica en la predisposición de sus integrantes para explorar por lo menos conocido del barroco fuera de las fronteras españolas. Lo hicieron, por ejemplo, con De Arriaga, de quien ha llegado a afirmar que sus obras para cuerdas en nada envidian a las composiciones de Beethoven. Una sentencia que nació gracias al disco del grupo de Obregón.
El primer concierto de La Ritirata en Quito será el lunes 14 en la Capilla del Museo de la Ciudad (García Moreno y Rocafuerte).
En su paso por la ciudad, ellos ofrecerán dos clases magistrales el lunes 14, a las 11:00 en el Teatro Variedades; a las 14:30 en el Conservatorio Nacional de Música.
Durante su presentación estará a la venta el disco del grupo, ‘Juan Crisóstomo de Arriaga’.