Es viernes y el único que escucha el estruendo que provoca el choque de los zapatos contra el balón es un canino que camina de arriba hacia abajo en busca de alimento entre los graderíos.
Los alrededores del estadio de la Liga Parroquial de Calderón lucen desiertos. Por ahí circula uno que otro vehículo. No se ven personas.
Adentro, 25 muchachos se alistan para saltar a la cancha. Sin hacer mucho ruido, se cambian de atuendo. Se colocan el uniforme del Deportivo Quito: una pantaloneta y camiseta azules.
La parada de ropa se las dio el equipo a cada uno de los futbolistas en diferentes momentos. Fernando (nombre protegido), por ejemplo, recibió la indumentaria el año pasado. Los zapatos se los regaló su mamá.
Eso lo rememora con claridad. Lo que no recuerda con exactitud es la fecha en la que obtuvo su última ayuda económica por parte de la directiva chulla. “Pero este año no nos ha llegado ni un centavo”.
Aunque en los tres años que ha pasado en el equipo chulla no ha visto abundancia, Camilo (nombre protegido), que ahora milita en el equipo de Reserva, añora los días de la temporada pasada.
Según este jugador, oriundo de Esmeraldas, en el 2012 recibían USD 20, USD 30 o USD 50 por partido jugado. El monto dependía del rival al que se enfrentaban. Ahora, no reciben ni un dólar.
Camilo cuenta que “en mi pobreza” ha tenido que ayudar a sus colegas. “Les regalo USD 0,25 o 0,50 para los buses. Pero no lo hago siempre”.
Él vive en Carcelén y por su departamento paga mensualmente USD 130. Ese dinero, al igual que el que utiliza para movilizarse y alimentarse, es enviado por su madre, que trabaja en una institución pública en su natal Esmeraldas.
Preguntarle por qué no busca otras opciones para surgir resulta obvio. El sueño de Camilo y de Fernando es pasar al plantel de Primera. “Ahí empezaríamos con unos USD 800”. Pero recibir ese dinero dependerá de la estabilidad económica del equipo, y claro, ese no es el caso del Quito.
Luis Checa mencionó la pasaba semana que los jugadores jóvenes no “tienen ni para comer”. Esto lo confirmó Fabián Carini.
Los chullas tampoco desean probar suerte en otros equipos, pues aducen que para ser tomados en cuenta necesitan la ayuda de un empresario. Además, consideran que el Quito es un club “grande”.
Con todas esas trabas en el camino, el deseo de convertirse en jugadores profesionales no se los quita nadie, aunque estén conscientes de que 24 más buscan lo mismo.
Por conquistar ese sueño, los futbolistas de la Reserva van de cancha en cancha en busca de un lugar para entrenar.
Actualmente, el Quito, con el Leonardo Álvarez a la cabeza, ensaya en la cancha del estadio de Calderón y en el parque La Carolina. A inicios de temporada también se entrenaron en la cancha de tierra de la Liga Rumiñahui. “Ahí si era bien feo”, dice Fernando.
En La Carolina los jugadores aprovechan para hacer gimnasio. No tienen un lugar fijo como el equipo de Primera. “Nos colgamos de las barras y ya”, menciona Camilo entre risas.
Estos jugadores tampoco reciben agua ni fruta para recuperar las energías perdidas después de la práctica. Si alguien tiene sed, corre al grifo de agua.
Esa realidad contrasta con la que viven los futbolistas que militan en Independiente del Valle o Liga de Quito. Allí siempre hay agua purificada o bebida hidratante.
La crisis económica del Quito también ‘golpea’ a los técnicos que dirigen las categorías inferiores y la Reserva del Quito.
Álvarez no quiso profundizar sobre ese tema, pero reconoció que sus pupilos no reciben ninguna ayuda del club.
Una fuente, que pidió mantener su nombre en reserva, aseguró que este estratega está impago desde hace 10 meses, y que su salario bordea los USD 800.
“No ponga mi nombre, pero le aseguro que con un solo sueldo de Jorge Guagua podríamos mantener al día a todas las categorías inferiores durante un año calendario”, mencionó.
Aunque no lo toman como excusa, los jugadores de la Reserva creen que su último lugar en la tabla de posiciones está relacionado con la crisis económica que vive el plantel. Lo contrario ocurre en el equipo de Primera, que a pesar de estar impagos tres meses, se ubican entre los primeros lugares.
En la oncena titular de la Reserva suelen participar los jugadores que más se destacan, entre ellos, futbolistas que durante la semana han sido separados de la práctica porque muestran signos de cansancio. ¿La razón? Llegan a la práctica sin desayunar o almorzar.
El caso más crítico se dio en la pretemporada, cuando un joven se desmayó mientras cumplía con las indicaciones del estratega.
“Ahí sí que nos llevamos un susto”, recordó Camilo, después de la práctica y se lamentaba por la suerte de algunos de sus compañeros. Eso lo sostiene Álvarez, quien admite : “Los que más sufren son los que llegan de provincia”.
En el grupo que dirige Álvarez hay jugadores que llegaron de Ibarra, Esmeraldas, Manabí, Guayas… Muchos de ellos desertaron en los primeros meses por la falta de ayuda económica.
“Esa es la realidad. Pero por suerte hay otros que permanecen”, comentó el DT, que asegura no necesitar un asistente técnico.
La crisis se agrava
El equipo de Primera sigue sin recibir los tres meses de sueldos atrasados. Al DT Rubén Insúa no le pagan desde septiembre.
Los jugadores del Quito, entre ellos Luis Checa, Geovanny Caicedo, Walter Calderón criticaron la gestión de Iván Vasco, presidente. Su DT los respaldó.
El equipo de Primera sigue sin trabajar en el Complejo de Carcelén, clausurado por el SRI.