La élite femenina del balón

Club Femenino en la Cancha de la Liga El Salvador. Foto: Bolívar Vásquez/EL COMERCIO

Club Femenino en la Cancha de la Liga El Salvador. Foto: Bolívar Vásquez/EL COMERCIO

En sus rostros es evidente la ilusión por ser futbolistas profesionales. Las 95 integrantes de los cuatro equipos femeninos finalistas del Primer Campeonato Nacional saben que aún son amateurs y por eso procuraron demostrar sus cualidades con el balón.

Hoy es la jornada final del torneo que empezó con 16 clubes de nueve provincias. Quito FC y Rocafuerte, con seis puntos, se enfrentan por el título en el estadio Olímpico Atahualpa.

Este certamen contó con el apoyo económico del Ministerio del Deporte de USD 189 198 y con el aval de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). Así, el campeón irá la Copa Libertadores Femenina que se disputará desde el 15 de octubre en Brasil.

Para la jornada de hoy, la entrada al estadio Atahualpa es gratis. El primer cotejo, entre 7 de Febrero (de Los Ríos) y Espuce (de Pichincha), es a las 09:00. Luego hay presentaciones de bastoneras, grupos musicales y paracaidistas de la Policía. Finalmente, a las 12:00 es el duelo entre Quito FC y Rocafuerte.

Tras este torneo que duró tres meses, la Comisión Nacional de Fútbol Amateur (Confa) anunció que para el 2014 el Campeonato contará con dos series, A y B, tal como en el fútbol masculino, pero con el grado aún de aficionado. En cada llave habrá 12 clubes. La intención es que dure más tiempo.

Quito FC

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El cuadro capitalino tiene un plantel de 25 jugadoras y está integrado por deportistas de Pichincha, Santo Domingo de Los Tsáchilas, Manabí, Esmeraldas y Sucumbíos. Todas hicieron amistad en torno a un balón de fútbol.

Su técnico, César Zambrano, también es responsable de esta unión del grupo. Él armó el equipo con chicas que ya dirigió como DT de selecciones nacionales juveniles. También, junto con su asistente, Mónica Herrera, recorrió diferentes canchas e hizo convocatorias para escoger al plantel que hoy lucha por el campeonato ante Rocafuerte.

Durante la práctica del pasado miércoles, en el parque El Ejido, todas se entrenaron bajo la mirada de curiosos. Ninguna de ellas cobra salario. “Pero están dispuestas a demostrar que son buenas jugando fútbol”, aseguró Herrera, que  dirigió el ensayo.

Dolores Macías  tiene legado futbolero. Víctor Macías, volante del Mushuc Runa (de la Serie B), es su hermano. Ella es zaguera y capitana del Quito FC. El fútbol corre por las venas de esta destacada jugadora, que anhela con ser profesional. Tiene 22 años y nació en Chone. Ha participado en sudamericanos juveniles y en la Copa Libertadores con los clubes Deportivo Quito y Liga (Q).

Rocafuerte

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Es el club más organizado de los cuatro finalistas. El cuadro ‘cementero’ cuenta con el aval de su presidente, Miguel Ortega. Él lidera al equipo profesional masculino que milita en la Segunda Categoría y que también estuvo en la Serie B.

A diferencia del resto de equipos, las 22 jugadoras que componen su nómina cobran salarios y premios. Estos varían de acuerdo a la trayectoria y edades de cada una. Se fijaron antes del inicio del Campeonato.

La DT, Wendy Villón, desconoce los montos, pero sí pondera que sus pupilas juegan “porque son oportunidades para darse a conocer”. Ella es entrenadora de la selección de Guayas.

Este nivel organizativo le permite entrenarse en la Casa de la Selección con uniformes con patrocinio de una empresa cementera que auspicia a clubes de la Serie A del fútbol masculino.

Ligia Moreira  se formó entre hombres. Nunca le tuvo miedo a los golpes ni a las agresiones verbales de los varones, que son habituales dentro de una cancha. Ligia, defensa de 21 años nacida en Santa María (Manabí), aprendió así. Se inició desde los 12 años en el Club Cristal Sport. Fue la única mujer y hasta los 17 se fajó con y contra ellos. Llegó a la Tri juvenil con el DT César Zambrano.

7 de Febrero

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No quiere correr con la misma suerte del Deportivo Quevedo. El 7 de Febrero quiere convertirse en el equipo más representativo de Los Ríos. Al menos aseguró su presencia en la Serie A en la escala femenina para el 2014, a diferencia del otro cuadro fluminense masculino que está en riesgo de bajar.

Empresas privadas y municipales, además de la Federación Deportiva Provincial, apoyaron al club desde que se armó para el torneo. Sumó a dos seleccionadas Sub 17, Génesis Casierra y Samantha Avilés, de 14 años. Las  20 mujeres de la nómina reciben “un pequeño incentivo”, indicó el DT Rafael Aguirre.

El 60% de ellas son de la provincia y reciben entre USD 45 y 50 por partido jugado. Las juveniles reciben entre USD 10 y 20. “La idea es ayudarlas para sus cositas. Lo que las motiva es jugar y mostrarse”, agregó el estratega.

Lorena Aguilar  sueña con jugar en España. Se desempeña como zaguera central. Tiene 28 años y juega “con mucho gusto” por su equipo, pues ella es quevedeña. Su historia es parecida al resto de figuras. Empezó a jugar en la infancia, pero su aspiración es alta: llegar al profesionalismo y al balompié español. “Allá se practica buen fútbol”. Admira a Carles Puyol, del Barcelona.

Espuce

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El equipo fue fundado en el 2005 por exintegrantes de Universidad Católica, que ya no contaban con la ‘bendición’ de la institución para representarla en torneos de fútbol. Por ello decidieron seguir como Espuce.

El nombre del club surgió por un hecho curioso. Su técnico, Mauricio García, es manabita. Le dicen ‘El Mono’. “Y como no puede pronunciar bien la equis, decidimos dejar el equipo con el nombre de Espuce. Además, sirvió para afirmar que es la PUCE”, contó Martha Villagómez, coordinara del club y jugadora.

El plantel, que no recibe salario, está conformado por 28 mujeres, siempre bajo el mando de García. Hoy, cuatro de las fundadoras siguen: Mabel Velarde, Joselyn Sánchez, Carolina Ibarra y Paola Padilla. Además, en este conjunto milita Paulina Leime, capitana del actual seleccionado Sub 17.

Merly Zambrano  impone su trayectoria. Es una de las experimentadas del torneo. Tiene 31 años. Nació en El Carmen, Manabí. Y su trayectoria se sustenta en 23 años de práctica, pues empezó cuando tenía 8 años. Ella aprendió a driblar entre varones. Su hermano, Manuel, y sus amigos fueron sus mentores. Y su talento la llevó a selecciones provinciales y nacionales.

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