Hace aproximadamente un año el Gobierno presentó la aplicación ASI, para alertar a las personas si estuvieron cerca de alguien con covid-19.
En este caso, la aplicación emite una notificación en el celular cuando dos teléfonos que tengan la aplicación instalada y el Bluetooth encendido se encuentren cerca uno del otro, a menos de dos metros de distancia y por más de 10 minutos.
La aplicación realiza un seguimiento a los contactos del usuario que han tenido covid-19, pero sin contar con acceso a la identidad de ellos ni a los lugares del encuentro.
Las personas que dan positivo para covid-19 deciden si compartir o no sus códigos aleatorios. Mientras tanto, quienes sean confirmados como casos sospechosos o casos confirmados están en la posibilidad de llevar su registro de contactos anónimamente y proteger al resto de ciudadanos.
Sin embargo, algunos usuarios que descargaron la aplicación -apenas fue presentada- comentan que esta no ha funcionado como esperaban, pues no han recibido notificaciones pese a encenderla en lugares con mucha concurrencia y por largo tiempo.
Alejandra Castelo descargó la aplicación en septiembre del año pasado, ya que salía constantemente por su trabajo en el Centro Histórico, pero en las más de 10 veces que la encendió no recibió ninguna alerta.
Lo mismo le ocurrió a María Paz Mejía, que instaló la aplicación apenas fue presentada. Ella considera que la iniciativa fue buena, pero que las veces que la ha usado no ha tenido alertas de contagios. Pese a ello, las veces que sale a la calle prende su Bluetooth para que la aplicación funcione, pues la ve como una forma segura de prevención.
Para Verónica Barragán, investigadora y docente del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), aplicaciones como estas serían muy efectivas con una buena educación ciudadana, no solo para prevenir contagios y detectar casos de covid-19, sino también para otros brotes epidemiológicos.
Explica que hay países en los que se manejaron las aplicaciones tecnológicas para aislar a pacientes positivos y prevenir contagios, y “lo hicieron muy bien”, aunque cree que hace falta educar a la población y enseñarle a usar las nuevas tecnologías. De lo contrario, dice la investigadora, no importa la cantidad que se invierte en tecnología, esta no será válida.
En otros países, como España, la aplicación Radar también tuvo resultados poco alentadores. Menos del 15% de los usuarios en ese país la instalaron y solo detectó el 1,9% de casos positivos. El Gobierno de España invirtió 3,2 millones de euros en la creación y promoción de la aplicación.
Las aplicaciones para teléfonos celulares fueron una de las opciones que buscaron las autoridades y la empresa privada para prevenir la propagación del virus. Otras empresas, como Facebook, crearon centros de información constante sobre el avance de la pandemia en cada país.