La película ‘La ladrona de libros’ se abre como una historia de guerra. Liesel Meming es el personaje principal de un trágico cuento que transcurre durante la Alemania nazi -aunque, ¿qué historia no sería trágica durante esa época?-.
Liesel, interpretada por la joven canadiense Sophie Nélisse, es adoptada por una dispar pareja alemana. El padre, Hans -protagonizado por Geoffrey Rush-, será una ola de cariño y sensibilidad mientras que la madre, Rosa -con la actuación de Emily Watson-, será el encuentro con una realidad abrupta y llena de ira. A este elenco se suma Rudy -en la piel de Nico Liersch-, el pequeño que se convierte en el mejor amigo de Liesel y un bocado de aire fresco en la trama.
Una vez más, una película sobre la II Guerra mundial llega a las carteleras y ‘La ladrona de libros’ no se destaca ni por narrativa ni por fotografía. Las dos están muy bien planteadas pero no se atreven a arriesgar un poco más, llegando a pasar desapercibidas en la vorágine de temporada de premios.
Basada en la novela de Markus Zusak del mismo nombre, la vida de Liesel es narrada por la muerte, tanto en el texto como en la película. Llegando a sonar un poco absurda e injustificada en el filme.
Sin embargo, las relaciones humanas que se tejen en la historia tienen giros inesperados que envuelven al espectador. Entre ellos, la relación de Liesel y Max, un judío fugitivo que se esconde en su casa y con quien crea un vínculo especial, partiendo del amor que tienen por la lectura. El juego y la alegría nacen del acercamiento entre Liesel y Rudy; mientras que el amor incondicional -aunque un tanto masoquista- se enmarca en la vida de Rosa y Hans. Pero será sobre todo el arco de la relación entre Liesel y Rosa, el que creará mayores expectativas.
La pasión por la lectura llevará a Liesel a robar libros o como ella lo describe ‘tomarlos prestados’, en extrañas circunstancias -un entierro o un evento público-. Haciendo su breve rebelión silenciosa ante un régimen autoritario.
Nélisse lleva toda la historia en sus manos a través de Liesel. El riesgo está en que si no se logra conectar con la emotividad del personaje, desde un principio, la película parecerá eterna -ya que dura 131 minutos-. Dentro de todo, es solo una niña que intenta sobrevivir, pero serán los actos de torpeza emocional, que dentro de la trama se confunden con valentía, los que la descolocan como heroína de la película.
Más que con Liesel, es sencillo relacionarse con Rudy, un personaje que encarna la inocencia en tiempos de guerra. El deseo por permanecer en la ingenuidad y continuar siendo niño a pesar de lo que se cuece a su alrededor. Su sonrisa y honestidad hacen de este un personaje memorable.
La música acompaña fielmente a la nostálgica fotografía, siempre en tonos grises y blancos resaltando únicamente el rojo de la bandera nazi que ondea en el pueblo en ‘tiempos de celebración’. Los paneos son sutiles y la edición es lenta y pausada, como dando tiempo al espectador para aprovechar cada momento que se tiene en pantalla a Liesel.
‘La ladrona de libros’ resplandece porque deja clara la sensación de ver la vida desde una perspectiva infantil, de encontrar el gusto en hacer nuevos amigos, aun cuando los tiempos de guerra estén encima.
Sobre la película
- Guión: Micahel Petroni, sobre el libro de Markus Zusak
- Elenco: Sophie Nélisse, Geoffrey Rush, Emily Watson