La sazón árabe se mezcla en la gastronomía de Santo Domingo
Un fogonazo que se expide de un horno vertical y la humareda que sale de ahí con un penetrante olor a carne, es el arome que sale de los locales de comida árabe de Santo Domingo de los Tsáchilas, en el occidente del Ecuador. Estos negocios de comida son la novedad en la ciudad.
Desde hace siete años, este tipo de ofertas gastronómicas se asentaron en la provincia tsáchila y hoy tienen aceptación entre quienes gustan de la comida extranjera.
Dentro de la variedad de aperitivos, el shawarma es el más solicitado. El hummus, faláfel, fate, costillas de cordero asadas y el chorizo son otras de las opciones.
Este menú se puede encontrar en al menos tres lugares de la avenida Quito, en la zona rosa y en el sector Los Rosales.
El Arabito es uno de los primeros locales que ofrece esta alternativa de comida en Santo Domingo. Su propietario es el ciudadano Líbano, Hassan, quien hace 30 años vive en Ecuador y desde hace siete montó el negocio.
Al principio le tomó tiempo afianzarse porque la propuesta de comida árabe les resultaba extraña a las personas. Luego de dos años la clientela le cogió ‘amor’ a los platos, como lo dice Hassan.
Ahora es el más solicitado de la ciudad. Entre las 16:00 y 00:00 recibe un promedio de 2 000 comensales. El valor de cada platillo va de USD 3,50 a USD 5.
Hasta hace poco menos de 10 años en la provincia tsáchila los locales que ofertan comida china dominaban el comercio gastronómico extranjero. Así lo dice el chef Milton Vergara quien asegura que con la presencia de la comida árabe se logró diversificar la oferta de alimentos internacionales.
Vergara sostiene que los platillos extranjeros no son tan complicados de preparar; el detalle que marca la diferencia es el sabor y los trucos.
Hassan dice que el shawarma no solo es una unión de una masa de levadura con carne y perejil. “El secreto está en saber aliñar la carne con los condimentos necesarios. Ese es el enganche que le da un exquisito sabor”.
En la gastronomía árabe también es común el uso de la carne de cordero, el yogurt, la menta tomillo, el curry, azafrán, cúrcuma y el ajo. Más allá de eso, según esta cultura el hecho de que servir la comida es una muestra de honrar su presencia.
Y eso es lo que precisamente se da en sus negocios donde a los comensales los reciben con amabilidad.
Una característica que agrada a quienes degustan la comida árabe es su sabor picante y distinto a las recetas acostumbradas en la ciudad Tsáchila. Las salsas que más gustan son las picantes o las de queso.
A los locales en los que venden estas recetas llegan grupos de amigos o familia. También entre compañeros de trabajo y si se quiere cerrar algún negocio nada como disfrutar de estos manjares.
Los platillos árabes se disfrutan por lo general con vinos que se encuentran en distintos precios y sabores.
A los comensales les gusta probar la pipa árabe que también es parte del menú en los locales. Quienes lo han probado dicen que son una alternativa para relajarse puesto que se inhalan escensias de tipo frutales o de menta. El precio de la pipa es de USD 5 y en las mesas se las ‘sirve’ en una pequeña torre de donde se desprenden varias mangueras.
Todos los días hay clientes en estos locales pero los fines de semana los comensales aborratan los negocios.
Muchos lo hacen porque se sienten saturados de las papas fritas, hamburguesas o parrilladas y quieren probar algo distinto.
Hassan asegura que quien prueba una vez sus recetas regresa con más amigos. “La clientela aumenta rápidamente”. Hassan ha evolucionado en el negocio de la venta de comida árabe. Preparar las recetas que aprendió en su país y compartirlas con los santodomingueños es su día a día. Cree que así muestra la variedad culinaria de sus raíces mediante su negocio.