En urbanizaciones se aprecian varios sistemas de seguridad como cercas eléctricas, cámaras y guardias. Foto: EL COMERCIO
La seguridad de los domicilios se ha convertido en un tema esencial para las familias en el Distrito Metropolitano.
Urbanizaciones, conjuntos residenciales, casas individuales y departamentos cuentan con diferentes sistemas de seguridad. Van desde los “clásicos” y baratos, como colocar alambres de púas o trozos de vidrios en paredes y cerramientos, hasta los más modernos y costosos relacionados con la domótica.
En el mercado de la seguridad se oferta una gama de productos y servicios destinados a cubrir esta demanda. La misma que, para expertos como Lautaro Ojeda, responde al miedo que tienen las personas a ser víctimas de un caso de violencia o inseguridad (percepción).
Para este catedrático, dicho temor ha potenciado el hecho de que se busque, cada día, mejores y más modernos sistemas de seguridad. “Los elementos electrónicos y físicos intentan responder y llenar el miedo de las personas”.
Pero ¿cuánto destinan las familias para su seguridad? La respuesta no es unificada, ya que todo depende del sistema que se escoja, la instalación, el monitoreo, el tamaño de la vivienda y el presupuesto.
Por ejemplo: en una casa de la urbanización Ribera de la Hacienda, ubicada en el sector de Fajardo, en el cantón Rumiñahui, que cuenta con seguridad física (seis guardias), cercas eléctricas y seguridad interna (alarmas y monitoreo anual) se gasta un promedio de USD 1 300. Pero si la familia escoge una alternativa más moderna como la domótica, los costos suben hasta USD 7 000.
Con el término domótica se abarca el conjunto de técnicas orientadas a la automatización de una vivienda encaminadas a seguridad, gestión energética, bienestar y comunicaciones.
Para los expertos Vladimir Morales y Paúl Benavides, los beneficios son varios. Si el dueño está fuera de casa tiene la posibilidad de encender los focos para dar la idea de que la familia está en el interior. Además, se pueden abrir puertas, persianas, prender música, entre otros, estando en otro lugar. El objetivo es evitar robos en los domicilios, pero sobre todo tranquilidad.
Sin embargo, los más usados son, todavía, la guardianía, las alarmas y las cercas eléctricas. En este sector, hay unos ocho conjuntos residenciales y urbanizaciones. Todos tienen su sistema de seguridad grupal e individual.
En Ribera de la Hacienda y Portal de la Hacienda hay unas 214 casas habitadas. Debido al número de habitantes se decidió implementar cercos eléctricos en las urbanizaciones. Cada familia gastó unos USD 350. A esto se suma que mensualmente pagan la denominada alícuota. Es de USD 33 cada uno. Este rubro incluye el pago de los seis guardias de seguridad.
Anualmente, se cancela un aproximado de USD 396.
Nelson Rivera, administrador, relata que se han organizado para implementar todo lo necesario para vivir seguros y evitar robos y asaltos. “Así podemos salir tranquilos de casa”.
Su sistema es sencillo. En la puerta de ingreso está la garita con el guardia. Él revisa a quienes ingresan. Si es una visita se llama al dueño de la casa. Si le autorizan deja pasar a los visitantes. “Apostamos a combinar la seguridad tecnológica con la física y nos ha dado buenos resultados”, indica Rivera.
En estas dos urbanizaciones, también, hay varios sistemas de seguridad internos. Predominan las alarmas y las cercas eléctricas. El costo de un sistema básico de alarmas en una empresa como Laarcom es de USD 516. Adicionalmente, el monitoreo de la casa está en USD 30 mensuales.
Luis Rojas, gerente general, indica que, en los últimos años, las personas buscan nuevas soluciones de seguridad. “Deben ser confiables y eficientes, porque se busca prevenir robos”.
En la urbe, los sistemas de seguridad han evolucionado. Años atrás se observaba una gran cantidad de viviendas con alambres de púas o con pedazos de botellas de vidrio, a un costo desde los USD 38.
Hoy, la tecnología ha permitido que se monitoree una casa, en audio y video, desde una computadora o tableta.
En la urbanización Vieja Hacienda, ubicada en Cumbayá, hay 75 lotes. Su sistema de seguridad es moderno. En el interior se instalaron 15 cámaras de seguridad, hay 12 guardias (tres fijos y el resto deambulan) y en la garita está la pantalla de monitoreo.
María Augusta Villamar, administradora, relata que por concepto de seguridad se gastan USD 11 000 mensuales. “Estos esfuerzos están encaminados a la protección física y material de los habitantes”.
Los pobladores buscan sentirse más seguros cuando salen de sus hogares. Según datos obtenidos en el informe 18 del Observatorio de Seguridad Ciudadana 2013, los días y horas estimados en los que se registran robos sin asalto en domicilios es desde el martes hasta el jueves, en la mañana.
Iguales situaciones se replican en sectores como El Condado, El Bosque, El Batán, La Granja Miraflores o La Mariscal, en Quito, entre otros. Viviendas y negocios ubicados en los alrededores de La Carolina y los centros comerciales, especialmente.