Redacción Guayaquil
Enciende el auto, arranca y una nube negra sale por el tubo de escape. El humo se esparce y se pierde lentamente en el aire. La imagen no es nueva. Se repite a diario en calles y carreteras. Pero, ¿cuánto afecta al medioambiente?
Un carro promedio libera cinco toneladas de dióxido de carbono al año, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). Esto sin contar las emisiones de monóxido de carbono, óxidos nitrosos y plomo.
Un producto seguro
Todos los autos nuevos y gran parte de los modelos antiguos pueden usar gasolina que tenga hasta un 10% de etanol, pues no causa daños al motor.
Los carros ‘flex-fuel’ funcionan con cualquier biocombustible. Incluso pueden operar con productos combinados.
El uso de bioetanol requiere la limpieza del tanque para evitar residuos en el carburador.
Según el porcentaje de etanol en la gasolina se requiere un filtro para evitar residuos en el carburador.
La eliminación del fósforo de la cáscara de la semilla del piñón es indispensable. El fósforo podría afectar la operación del motor y a la vez generaría ácidos y óxidos que dañarían su estructura metálica. Para contrarrestar el efecto de los combustibles fósiles, el país busca alternativas ecológicas. Una de ella es el etanol, un alcohol natural que se obtiene del jugo y mieles de la caña de azúcar.
Este producto vegetal sustituirá a las naftas de alto octano que se usa para refinar la gasolina, con lo que se generaría bioetanol. Así, desde el próximo mes, se producirán unos 5 000 barriles diarios de gasolina extra con 5% de etanol para Guayaquil.
Xavier Andrade, gerente de biocombustibles del Ministerio Coordinador de la Producción, afirma que el plan piloto durará dos años. La meta es llegar hasta el 10% de etanol como aditivo.
El costo para el consumidor final será el mismo: USD 1,40 por galón. “La ventaja es que tendrá un producto de mejor calidad y menos contaminante”. Según los estudios de impacto ambiental, se comprobó que esta mezcla reduce las emisiones de CO2. Tampoco afecta a los motores.
Actualmente, Petrocomercial afina la contratación de etanol con las destilerías. La comercialización será en sus estaciones y luego en las de servicio privado.
Para este proyecto se utilizará el remanente de las 135 000 hectáreas de caña sembradas actualmente en el país. De ahí que Andrade garantiza que no afectará la seguridad alimentaria.
Este es el primer paso para diversificar la matriz de energía. “La idea es sustituir los derivados de petróleo que importamos, tanto las naftas de alto octano como el diésel dos”, dice Andrade.
Pero la caña de azúcar no es la única opción. El aceite de piñón es uno de los ingredientes vegetales que toma fuerza para la elaboración de biocombustibles.
En los laboratorios de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil se desarrolla un plan de cultivo in vitro de piñón. Xavier Álvarez, Genoveva Torres y Griselda Mite investigan los métodos de reproducción de la ‘jatropha curcas’ para la generación de biodiésel.
“Estamos seleccionando el tipo de planta que más produce, por fines industriales”, explica Álvarez, director del equipo. Con microscopios y tubos de ensayo, escogen ciertos órganos de la planta para introducirlos en medios de cultivo sintéticos.
En decenas de recipientes las plántulas reciben sales minerales, nitrógeno, potasio y vitaminas. Con esos nutrientes, están listas para la clonación.
Mite dice que una de las ventajas del piñón es que crece en terrenos áridos. Según estudios del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), el costo de implementación de una hectárea de piñón está entre USD 400 y 500.
De una ha de piñón se extrae hasta una tonelada de semilla. Eso generaría 72 galones de aceite. Al año, una ha de piñón podría producir 245 galones.
En el campo, el piñón crece en cercas divisorias. Pero en la parroquia Julio Moreno (Santa Elena) la planta no forma cercas. En esa zona la Fundación Juan José Castelló Zambrano desarrolla un plan de producción de la jatropha en 14 hectáreas. En los viveros crecen 28 000 plántulas.
Nils Berger, de la Escuela Agrícola Zamorano, indica que otro de los beneficios del piñón es que no es comestible. El experto asegura que la tendencia en América Latina es usar productos como la higuerilla y la canola. “Con esto se puede minimizar el uso de caña de azúcar y soya”.