En las últimas semanas se han juntado hechos que malogran el bienestar de los ecuatorianos y nos causan afecciones emocionales, que con gran esfuerzo, debemos superar.
El auge delincuencial nos tiene en zozobra, cada semana tenemos alguien cercano que sufre asalto, robo o secuestro, incluso con daño físico. El miércoles pasado asaltaron a mi yerno y el jueves, en 15 minutos que estacioné mi vehículo en un céntrico lugar de Guayaquil, dañaron la seguridad y robaron radio y maletín. A pesar de eso, debemos agradecer a Dios que no sufrimos daños mayores. Sin embargo, nos preguntamos: ¿por qué el Gobierno no cambia esa política de libre ingreso al país, sin visa para cualquier extranjero, que estableció inconsultamente hace más de dos años?
Causan frustración los cambios y demoras que debemos hacer en nuestro diario trajinar para adaptarnos a los horarios de cortes energéticos y no dejamos de sorprendernos por la imprevisión estatal ante los periódicos estiajes. Más aún cuando el ex Ministro Acosta afirma que aprobó un estudio hace más de dos años que establecía, que para evitar crisis energéticas por esa causa, el Estado debía invertir en termoeléctricas. No solo que no ocurrió aquello, sino que el Gobierno rompió contratos con generadores térmicos e incluso con inversionistas privados de pequeñas hidroeléctricas.
¡El aumento del desempleo no para! Cada semana nos encontramos con personas, algunos parientes y amigos, que buscan empleo con angustia.
Nos apena no poder ofrecer opciones reales, solo ideas de cómo ocupar el tiempo -pequeños emprendimientos o trabajos voluntarios– hasta que cambie la situación de inseguridad jurídica que tiene deprimida las inversiones productivas generadoras de trabajo.
Continúa el Gobierno haciendo ofertas demagógicas que afectan el espíritu de superación de humildes ecuatorianos. Las campañas mediáticas del Gobierno son tan intensas y efectivas, que hacen que crédulos incautos crean que este no es responsable de la imprevisión eléctrica, y agradezcan incluso, porque ¡habrá luz para Navidad! Sin embargo, eso no es suficiente para el Gobierno, quiere amordazar a los medios que aún no están bajo su control. Esto sería un terrible golpe para la democracia, solo la posibilidad de que ocurra nos causa indignación y frustración.
Pero no podemos dejarnos abatir, debemos seguir trabajando con ahínco en nuestros diferentes quehaceres para paliar la crisis, contribuir con el ahorro de energía, protegernos y estar alertas ante la desatada delincuencia, apoyar -aunque sea moralmente- a los desempleados que conocemos, y protestar contra los afanes totalitarios del Régimen que aumentan la corrupción y destruyen nuestra democracia.