Frescura para el calor del trópico

Redacción Santo Domingo

La frescura que se siente en el interior de las casas es una  característica del conjunto residencial Villas de Cádiz. Este complejo está emplazado entre las calles Cosmos y Ámsterdam, en la urbanización El Eléctrico, en Santo Domingo de los Tsáchilas.

Buena colindancia
La ubicación.    El conjunto habitacional Villas de Cádiz se ubica en pleno casco urbano de Santo Domingo. La vía principal cae de forma perpendicular a la avenida Quito, con una distancia de apenas 80 metros. Por aquí pasan  ocho frecuencias de buses de servicio urbano. 
Cerca de todo.    Las viviendas están muy cerca del principal centro comercial de Santo Domingo el ‘Paseo Shopping’. Otras instituciones cercanas son el IESS, SRI...

Jaime Mayorga, un ambateño radicado en Santo Domingo, es el encargado de las ventas de las cinco primeras casas de este conjunto.
Él comenta que se le dio el nombre de Villas de Cádiz pensando en los clientes que regresan con recursos económicos desde España. Aunque los dos primeros propietarios pertenecen a la provincia Tsáchila.  

Las Villas de Cádiz tienen entre 126 y 132 m². Se levantan sobre terrenos de 140 y 190 m². El costo de cada vivienda es de USD 75 000. La constructora Hormitoachi acepta promesas de compraventa con una entrada de USD 15 000. El resto se financia a través de una hipoteca en los bancos locales.

El aire fresco en las áreas sociales y dormitorios se consiguió  por  dos formas. Primero, la altura de las paredes. En la planta baja estas son de  2,50 metros .

En la segunda planta  se logró la climatización por medio de una losa de cubierta, sobre la cual se colocaron las tejas.   Las viviendas son  de hormigón armado y bloque. Todos los espacios tienen amplios ventanales.

Una novedad   es que el aluminio tiene una coloración similar al de la madera en las ventanas de la fachada principal. En la parte posterior se colocó el mismo material, pero con su color natural.

En la planta baja, a más de la sala–comedor, cocina y baño social, hay un espacio para que los profesionales puedan instalar sus consultorios. Mayorga explica que en la actualidad hay esta tendencia, por lo que la sala se utiliza como salón de espera para los clientes o pacientes.

En la parte posterior de la casa hay una pequeña alcoba  que se usa como cuarto de planchado o de empleada doméstica. Junto a estos espacios hay áreas para el calefón y los tanques de gas.

El patio trasero se une en L con el garaje, con capacidad para   tres vehículos livianos. Uno de los primeros propietarios incluso tiene espacio para un camión de mediana capacidad.

En la segunda planta, el dormitorio máster y los dos dormitorios  rematan  en  un ‘hall’. Este espacio a su vez se interconecta con una terraza. Desde este espacio se tiene una hermosa vista al resto de la urbanización y de  los árboles del baipás Quito–Quinindé del complejo Ramia.  

Las villas están pintadas con acrílico automotriz de color blanco. Según  los constructores, este tipo de material aísla la humedad propia de la región y ayuda a conservar la decoración de la vivienda.  La mueblería de la cocina, así como los armarios son de MDF con chapa de  melamina. Este último material no se dobla ni astilla y es apto para climas subtropicales y húmedos.  

El diseño del programa  Villas de Cádiz lo realizó Patricio Villalba. Él es un arquitecto y docente quiteño. La construcción estuvo a cargo de David Saúd. Él es el propietario de este complejo habitacional y de la compañía Hormitoachi. Esta empresa se dedica también a la elaboración y comercialización de hormigones en Santo Domingo de los Tsáchilas.

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