Francisco Carrión Mena confirmo el pasado 7 de enero del 2020 que renunció a su cargo de embajador luego de haber cumplido dos años en esa importante posición diplomática. Foto: Aarchivo / EL COMERCIO
Al cumplirse un mes de que usted dejara la embajada del Ecuador en Washington, tras haberla dirigido durante dos años, ¿cómo evalúa su gestión?
El presidente Lenín Moreno me propuso ser embajador en estados Unidos cuando ya no pertenecía al Servicio Exterior. Había dejado de ser embajador de carrera cuando renuncié, hace más de 12 años, a mi condición de Representante Permanente en la ONU, por desavenencias con la política exterior del Gobierno de Correa. Al aceptar la propuesta pasé a ser parte de la cuota política. Me encontraba, en esa época, dedicado a actividades privadas, especialmente académicas. Supongo que el Presidente creyó que podría ser un aporte al país y yo acepté.
Sobre la pregunta, creo que la labor cumplida en Washington fue muy positiva. Las relaciones de Ecuador con Estados Unidos estaban prácticamente en cero a comienzos de 2018, cuando asumí la Embajada, tras la administración de Correa. La coyuntura para activarlas no era la más favorable. Recuerde que, por un lado, nuestra política exterior no había cambiado para nada al inicio del Gobierno de Moreno. Su primer canciller seguía la misma línea fijada por Correa: pertenencia al Alba, estrecha cercanía con Maduro, Ortega y Morales. Por otro lado, en Estados Unidos había una nueva administración cuyo presidente, salvo Venezuela y Cuba, daba la impresión de no interesarle mayormente América Latina.
¿Cuáles fueron los puntos concretos logrados en su gestión?
La embajada a mi cargo logró abrir puertas en el Gobierno y el Congreso americanos, así como en el sector privado. Concretamos la visita del vicepresidente Mike Pence en junio de 2018, segunda en la historia de las relaciones de los dos países. Hicimos lo mismo con la visita del Secretario de Estado, Mike Pompeo, a Guayaquil en julio del año pasado. Ambos hechos resultaban inconcebibles un par de años atrás y con ellos se fue desarrollando de manera activa el proceso de normalización de las relaciones entre los dos países.
¿Logros concretos? Entre otros, la reactivación de la cooperación para el desarrollo, a través de la USAID, que había sido expulsada por el Gobierno anterior. Desde hace ya seis meses viene trabajando esa agencia en el país. Aquí una digresión: llama la atención que en el comunicado conjunto se anuncie como un logro que en pocos días más se abrirá la oficina de la USAID en el Ecuador cuando ésta ya viene funcionando desde hace varios meses en la Embajada en Quito.
¿Cuál es su valoración de la visita del Presidente Moreno a la Casa Blanca y de sus resultados?
Todo encuentro para dialogar con un presidente de los Estados Unidos es bueno. Hay que tener presente, en todo caso, que para llegar a ese nivel de diálogo fue necesario un proceso previo y prolongado, no se llega de un día para otro. Parte de ese proceso fueron precisamente las visitas citadas y otras más. Y, por qué no decirlo, la gestión de la Embajada a mi cargo, que generó el ambiente propicio en Washington y definió los principales ejes de la relación bilateral que fueron recogidos, aunque no todos, en la Declaración Conjunta de los presidentes. Buena parte de los temas incluidos no son nuevos y ya se habían divulgado públicamente meses atrás. Por ejemplo, el comercio y la inversión. El Consejo de Comercio e Inversión que anuncian que se realizará en abril próximo no es el primero que se hace, de esos consejos durante mi gestión se celebraron dos, uno en Washington y el otro en Quito.
¿Y el anunciado Tratado de Comercio Bilateral?
Sobre ese tema se viene hablando desde hace al menos un año. Desde hace unos meses, durante las visitas del Vicepresidente y del Ministro Ontaneda, la entidad responsable del comercio exterior de los Estados Unidos ya le sugirió al Ecuador preparar una propuesta que tenga presentes los elementos aplicables del reciente tratado de Estados Unidos con Canadá y México. Es decir, la pelota está en el lado ecuatoriano. Debe presentar un proyecto al Gobierno norteamericano. Ojalá actuemos con celeridad en la negociación por el bien del país.
En la misma Declaración se tocan otros temas importantes como la cooperación bilateral en seguridad.
Si, es un tema clave de la relación. Hay que luchar mancomunadamente no solo con Estados Unidos sino con otros países contra el crimen transnacional, el lavado de dinero, el terrorismo, la corrupción y, por supuesto, el narcotráfico. Aquí una acotación: la vigilancia aeromarítima con aviones americanos es necesaria y conveniente para el Ecuador. La apoyo. No obstante, es imperativo que se suscriba un acuerdo específico y vinculante que establezca las obligaciones, derechos y condiciones de este tipo de operativos. No son suficientes tratados generales internacionales ni leyes nacionales como afirma el gobierno. Bien conoce la opinión pública mi posición al respecto y que fue la razón de mi renuncia el 6 de enero pasado. Este instrumento empezó a negociarse, lo cual demuestra que para el gobierno era necesario, hace más de un año y medio y desde septiembre de 2018, un año y cuatro meses, aviones americanos ya sobrevolaban nuestro país sin que exista este instrumento a mi juicio indispensable y que, hasta donde yo conozco, aún está negociándose
Por lo demás, llama la atención que en la Declaración Conjunta no aparezca la palabra migración, ni en defensa de los cientos de miles de migrantes ecuatorianos en Estados Unidos, ni de los venezolanos que han llegado al Ecuador. Hubo ecuatorianos y hasta menores de edad que se vieron afectados por la política represiva de Estados Unidos. Y sobre la migración venezolana que tanto nos afecta, tampoco. Pedirle a Trump más ayuda era una gran oportunidad. En la Declaración no aparece.
¿Cree que todo lo ofrecido se hará efectivo?
Algunos temas de decisión inmediata por parte del Gobierno norteamericano podrían concretarse. Hay que darles seguimiento, pero otros, como el Tratado de Comercio, me temo que será difícil que se hagan realidad en el actual Gobierno. Aun si hubiera voluntad política compartida. Exige largas negociaciones y la participación de otros órganos del Estado como los parlamentos.
¿A qué se deben sus dudas sobre la implementación de lo acordado?
Las relaciones con Estados Unidos y los beneficios que de ellas pueda obtener el Ecuador tienen que ser el resultado de un proceso y de su seguimiento. El Gobierno de Trump estará atento al desarrollo de la situación política en el Ecuador y de la vulnerabilidad y debilidad del Gobierno ecuatoriano. En ambos países es un año electoral durante el cual Trump, de su lado, le dará mucha importancia a la política doméstica, y Moreno tendrá que fortalecerse y pasar leyes indispensables para salir de la compleja situación en que se encuentra. Los frentes político, económico y social son muy complejos y no aparecen salidas fáciles. Sin perjuicio de lo señalado, el acercamiento y la visita misma deben ser altamente valorados y, sobre todo, aprovechados. Es beneficioso para el Ecuador.