Una soldado ayuda a un veterano de guerra para asistir a la ceremonia franco-estadounidense en el cementerio militar estadounidense y complejo conmemorativo de Normandía en Coeville-sur-Mer (Francia) hoy, viernes 6 de junio de 2014. Foto: EFE
El presidente Barack Obama en los actos de conmemoración del 70 aniversario del Desembarco de Normandía. Foto: EFE
El príncipe Carlos de Inglaterra conversa con su madre, la reina Isabel II, mientras asiste a la ceremonia franco-británica en el cementerio militar británico en Bayeux (Francia). Foto: EFE
Antiguos combatientes, muchos de ellos de más de 90 años, acudieron entusiastas este viernes a la conmemoración del 70 aniversario del Desembarco aliado de 1944 a pesar de su edad y del cansancio del viaje a Francia.
Setenta años después de haber enfrentado los disparos alemanes, Ken Godfrey, de 89 años de edad, originario de Derbyshire, en Gran Bretaña, enfrentó con orgullo casi dos kilómetros de caminata por una carretera en pleno sol hasta el cementerio británico de Bayeux.
Sin aminorar, pese a las subidas y bajadas del camino, pasa junto a cientos de curiosos que lo aplauden, gritándole “gracias” en francés y en inglés.
Godfrey sonríe y saluda y luego aplaude él también, antes de besar con galantería la mano de una mujer.
Godfrey no desembarcó el 6 de junio, sino unos días después para unirse a la línea del frente. “Entre los alemanes y nosotros, no había nadie”, cuenta. “Me vuelvo a ver chapaleando penosamente en el mar, con agua hasta el pecho”, agrega.
“No me gusta hablar de los combates. Si la gente me pregunta, sólo digo que fueron momentos aterradores. Pero tengo la suerte de haber sobrevivido”, dice.
En Hermanville-sur-Mer, ante su primera ministra Erna Solberg, siete veteranos noruegos, a los que les cuesta caminar, se levantan aclamados de su silla de ruedas para pisar una vez más la playa. Algunos de ellos necesitan ayuda, otros lo logran solos, con uno o dos bastones.
“Es maravilloso para un anciano de 91 años, es como volver a casa”, dice el australiano Bob Cowper.
En la noche del 5 de junio y la madrugada del 6, sobrevoló el norte de Francia en un bombardero, buscando aparatos enemigos, con el fin de proteger a las tropas terrestres, tal como hizo durante las 10 noches siguientes.
“Derribamos muchos bombarderos alemanes y todos los que derribamos eran bombarderos grandes que llevaban bombas radiocontroladas, por eso pienso que nuestra contribución fue positiva”, afirma Cowper, mientras espera que la reina Isabel de Inglaterra llegue al cementerio.
“Vimos la progresión durante el día. El mar estaba cubierto de barcos y los aviones rugían en el cielo”, agrega.
Mientras sus nietos juegan en la arena cerca de él, Robert Jones, de 88 años, recuerda los cuerpos amontonados de los soldados alemanes. El exsoldado de infantería británico cuenta que lloró cuando visitó la tumba de uno de sus amigos, lo cual, afirma, le hizo revivir uno de los peores combates en los que participó.
“Caminaba por este bosque que apestaba a muerto, lo cual me aterrorizó de verdad y me puse a temblar”, recuerda.
En Normandía desembarcaron unos 130 000 soldados. La batalla provocó cerca de 37 000 muertos en el bando aliado y entre 50 000 y 60 000 del lado alemán.
La mayoría de los excombatientes ya tiene más de 90 años, por lo que para muchos el viernes será probablemente la última vez que pisen la arena de las playas cuyos nombres en código eran Utah, Omaha, Sword, Juno y Gold.
“A mi edad, la vida puede volverse un poco aburrida, entonces hay que saltar sobre las ocasiones para revivir emociones”, dijo el jueves Jock Hutton, de 89 años, tras volver a saltar (esta vez en tándem) en paracaídas sobre Normandía, como lo hizo 70 años atrás.