A lo largo de la avenida Simón Bolívar existen varios fotorradares. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Las fotos emitidas por los radares continúan provocando dudas en los conductores en Quito, en especial sobre el registro de la velocidad, su adecuado funcionamiento y las apelaciones que se presentan.
Entre las preguntas recurrentes están ¿por qué la velocidad no coincide con la que registra el velocímetro? o ¿por qué la velocidad que marca una empresa de rastreo satelital difiere de la del radar?
Ante estas dudas, la Agencia Metropolitana de Tránsito explicó que el radar mide la velocidad del vehículo a una distancia de 300 metros, pero solo después de cruzar frente al aparato se captura la velocidad y se emite la sanción, si excede los límites permitidos. En otras palabras, el conductor jamás puede mirar la velocidad a la que se le toma la fotografía.
En el caso de la velocidad registrada por empresas de rastreo, Fausto Miranda, supervisor de la Agencia Metropolitana de Tránsito, indicó que hasta la fecha ningún conductor ha presentado documentos que avalen una posible variación.
El funcionario resaltó la importancia de los fotorradares en la reducción de accidentes y que, más allá de las cifras de multas que pudieran generar alarma, se debería crear conciencia en cómo se conduce.
En los primeros cuatro meses del año se registraron un promedio diario de 620 multas por los fotorradares. El año anterior, de junio a diciembre, la cifra fue de 1 481.
Estos aparatos cumplen tres funciones: información, prevención y sanción.
El panel tiene la función de informar. La luz que se emite, como si fuera un flash, sirve de aviso de que se está superando el límite permitido. La foto da paso a la sanción que se marca cuando pasa el vehículo.
En cuanto a si hay un margen de error en cómo se mide la velocidad, Miranda explicó que los equipos fueron homologados por la Agencia Nacional de Tránsito y que sí hay un “margen de seguridad” en cómo se mide; pero para evitar que los usuarios “abusen”, esa información es confidencial.
Las apelaciones son otro tema que genera inquietudes. No solo de cómo se realiza, sino qué tan efectivo es apelar.
En este último punto, el supervisor de la AMT fue enfático y señaló que hasta la fecha ninguna apelación ha sido resuelta en favor del conductor y explicó que se debe básicamente a la claridad de la prueba. La foto que registra la infracción se vuelve difícil de desvirtuar porque contiene información completa: fecha y hora y la georreferencia de donde fue tomada la foto. La apelación en todo caso es un derecho que se puede ejercer en los tres días hábiles y posteriores al hecho.
El que la notificación de la multa haya sido entregada en otra dirección no constituye una razón para ganar una apelación porque es responsabilidad del propietario del vehículo actualizar y verificar esta información que cada año se entrega en la revisión vehicular.
Para apoyar la entrega de las multas, desde abril, la Agencia Metropolitana de Tránsito implementó el servicio de mensajería de texto para informar las infracciones de tránsito. En ese sentido, ya se han enviado 1 119 mensajes de texto notificando infracciones, y no solo por exceso de velocidad.
El que ahora se pueda tomar una cita previa para la revisión vehicular y que para este trámite se requiera dar información como un número celular ha facilitado crear una base de datos y apoyar la entrega de información de multas.
Hasta la fecha se han actualizado y verificado 128 562 registros de un parque automotor de 450 000 vehículos, es decir un 29% , indicó la autoridad.
Si el usuario cambia de dirección o quiere registrar otra para que le lleguen estas notificaciones, debe acercarse a las oficinas de la Agencia Metropolitana de Tránsito para actualizar esta información.
Desde el 15 de junio del año anterior entraron en funcionamiento los fotorradares. Se inició con ocho aparatos y desde el 1 de marzo de este año se añadieron 10 más.