El fortalecimiento del dólar frente al euro afectan a los exportadores de EE.UU. Foto: Philippe Huguen / AFP
Desde la industria a las materias primas, la economía estadounidense se preocupa desde fines de 2014 por el fortalecimiento del dólar, ahora casi en paridad con el euro, cuando antes se congratulaba de las sólidas bases que contribuyeron a su alza.
“Algunos industriales comenzaron a hablarme de ello a fines de noviembre”, recuerda Chad Moutray, jefe de economistas de la Asociación Nacional de Industriales (NAM) estadounidense.
El fortalecimiento del dólar, alentado también por la debilidad del euro, que se aceleró a fines de febrero y culminó con su primera paridad entre ambas divisas desde 2002, es ciertamente un síntoma de la solidez de la economía estadounidense, cuyos datos de crecimiento y empleo contrastan netamente con los de la zona euro.
Sin embargo, “es un hecho que un dólar fuerte afecta” a varios sectores de la economía, consideró Nariman Behravesh, jefe de economistas del gabinete IHS.
“Afecta a las industrias exportadoras” porque las hace menos competitivas “y afecta a las empresas que ganan mucho dinero fuera de Estados Unidos”, porque pierden con la cotización de la divisa cuando repatrían sus beneficios, precisó.
Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed), que contribuyó en gran parte a la apreciación del billete verde dejando entrever un próximo ajuste monetario, reconoció el miércoles que la fuerza del dólar será un “peso” para la economía.
En enero, con la temporada de resultados trimestrales de las empresas, los temores “se extendieron”, notó Moutray, de la NAM.
Un caso típico, el grupo estadounidense Procter & Gamble, que vende productos reconocidos mundialmente como las afeitadoras Gillette o los pañales Pampers, publicó un volumen de negocios en neta baja a causa de la conversión a dólares de sus resultados en el exterior. Desde entonces, la acción del grupo perdió cerca de 10% en la bolsa.
El fenómeno dominó esta temporada de resultados y afectó a grupos tan diferentes como el del sector químico DuPont, Microsoft en el de informática y Caterpillar, especializado en maquinaria de construcción. Para muchos de ellos, el motivo de preocupación no es tanto los resultados sino las perspectivas para 2015.
De los porcinos al petróleo
Más allá de las grandes empresas cotizadas en Bolsa, la inquietud gana al conjunto de los sectores que dependen de sus exportaciones, como la agricultura.
Al igual que para la industria, “fue en los últimos cuatro meses que surgieron las preocupaciones”, destaca Richard Pottorff, jefe de economistas de Doane, un gabinete especializado en el sector.
“Al fortalecerse, el dólar encarece nuestras exportaciones y eso afecta particularmente al trigo y al algodón, ya que casi la mitad de esas cosechas se venden al exterior”, precisó Pottorff.
Los ganaderos estadounidenses también están expuestos, en primer lugar los criadores de porcinos, un cuarto de cuya producción se exporta. Los compradores podrían dirigirse hacia otros tres grandes productores, la Unión Europea, Canadá y Brasil, países cuyas divisas bajaron ante el billete verde, principalmente el real brasileño.
Otro tipo de materia prima, el crudo, cotizado en dólares, en un momento ya difícil para los productores estadounidenses de petróleo de esquistos, enfrentados en una guerra de precios más o menos velada con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), dominada por Arabia Saudita.
Todas las ventas de petróleo se realizan en la divisa estadounidense, por lo que “si el dólar se fortalece, se necesita más para comprar un barril de crudo“, y la inversión es todavía menos atractiva “en un mercado que está principalmente bajo la presión de una oferta excesiva”, recuerda Jeff Mower, director en Estados Unidos del gabinete Platts, especialista en precios de la energía.
Sin embargo, aunque la fortaleza del dólar comienza a instalarse como un “viento en contra” para sectores enteros de la economía estadounidense, se mantiene la calma, en parte las exportaciones representan solamente algo más del 10% del PIB, contra la mitad del de Alemania.
“Los industriales siguen siendo más bien optimistas sobre la economía y las perspectivas de sus propias empresas”, notó Moutray, de la NAM.
“Si se mira en perspectiva, ante la pregunta: ¿porqué estamos en esta situación?, las señales positivas siguen estando presentes y la economía estadounidense marcha bien”, afirma.