Nancy Verdezoto. Redactora
Dean Rosneau habla poco español. Él es de California, está desde hace 14 meses tratando de salvar un mar de papeleos para adoptar una niña ecuatoriana.
Él y su esposa tienen una estrecha relación con el país. Hace ocho años empezaron a ayudar al centro de acogimiento Corporación para nuestros niños.
Los países firmantes
Suecia, Italia, Bélgica y Estados Unidos son los únicos países que al momento están acreditados para adopciones internacionales.
En promedio, Canadá realizaba ocho adopciones cada año. Desde noviembre está suspendido el acuerdo con la agencia canadiense. Desde entonces se inició el proceso para renovarlo.
Para que el niño que haya sido adoptado pueda salir del país deberá tener la autorización del juez, viajar al menos con uno de los padres y que la Unidad de Adopciones emita el certificado legal correspondiente.
El emparentamiento (unión) del niño con la familia se hará en Ecuador.En ese tiempo han entregado aportes económicos, para que puedan mantener a los 47 infantes abandonados. Rosneau cuenta que su familia decidió convertir a una pequeña ecuatoriana en su hija y llevarla a vivir con ellos.
El trámite se inició en EE.UU. “Hicimos todo el papeleo por medio de una agencia internacional, en Florida”, cuenta Rosneau.
Según el artículo 181 del Código de la Niñez, las adopciones internacionales solamente se pueden cumplir a través de “entidades creadas y autorizadas exclusivamente para esta actividad”.
En el país son cuatro las organizaciones reconocidas: Adoptionscentrum: Sociedad Sueca para el bienestar internacional del niño, Asociación Il Conventino, Children’s Society and Family Service, y Assiciazione Amici Trentini. Ellas cada tres años deben suscribir un nuevo acuerdo para mantenerse vigentes.
No obstante, según Rosario Chipantiza, representante de Adoptioncentrum, su trabajo no es fácil, porque el Estado se demora mucho en firmar los convenios. Esto causa que muchas familias extranjeras se cansen de esperar.
A esto hay que sumar un papeleo tortuoso. Los trámites son largos y se debe cumplir en el país de la familia interesada y en el Ecuador.
Por ejemplo, los padres extranjeros primero deben ser calificados en sus naciones, entregar certificados financieros, de trabajo, médicos, psicológicos, sociales. Después que ser calificados, los documentos se envían a Ecuador para que la Unidad Técnica de Adopciones del Infa evalúe a la pareja.
Aquí se piden nuevamente todos los documentos y se los somete a varias pruebas para verificar la decisión de adoptar.
Según el Infa, solo hay 32 adopciones internacionales cada año, pese a que hay muchos niños abandonados. Los pequeños que van al extranjero son los que generalmente no son adoptados por familias ecuatorianas. Es decir mayores de cuatro años, que tienen alguna discapacidad o son afroecuatorianos o indígenas.
Hace siete meses a Rosneau le confirmaron que su pedido fue avalado. Supo que adoptaría a Marina, quien tiene cuatro años y es afroecuatoriana. No sabe inglés, pero su futura familia dice que le enseñará su nuevo idioma.
A la pequeña le gusta jugar con su padre, aunque es un poco tímida. Su sonrisa aparece cada vez que Rosneau la levanta por los aires. Ella le dice “otra vez”, y es la envidia de otros pequeños, que la miran como ríe con cada salto.
“En noviembre llegamos mi esposa y yo a Quito para conocer a nuestra hija. Ya estamos muy cerca de conseguir la adopción, pero el proceso ha sido difícil. Ha habido muchos problemas y mucho estrés”, comenta el extranjero.
Otros extranjeros no han tuvieron la misma suerte. En 2004, una pareja de Nueva Jersey, en EE.UU., intentó adoptar un niño de entre 4 y 5 años. Ángela Bloshuk y su esposo se contactaron con la agencia de adopciones e iniciaron el trámite en 2002.
Luego de completar los requisitos, enviaron los papeles a Ecuador. El representante de la agencia les dijo que el proceso tomaría entre tres y seis meses, dice Bloshuk. Porque “el Gobierno ecuatoriano estaba deseoso de que hogares estables acogieran a niños mayores abandonados”.
No obstante, pasaron dos años y no pudieron adoptar. Las explicaciones que les dieron fueron diversas, pero siempre se referían a conflictos políticos internos.
En marzo de 2004, la pareja decidió abandonar el proceso de adopción, porque sus papeles expiraron. “Nuestros corazones se rompieron. Perdimos miles de dólares en el pago a la agencia y en el abogado en Ecuador”.
Los costos de las adopciones internacionales llegan a costar entre USD 5 000 y 14 000. Estos montos son cobrados por las agencias por todos el papeleo: certificados, autorizaciones notariales, documentos sumillados…
“En estos valores se incluye la tarifa del abogado, el papeleo y hasta el seguimiento que se hace al caso (dos años)”, dice el abogado Marcelo Palacios, representante de una agencia canadiense, que está en proceso de suscribir el convenio con Ecuador.
Esta semana Rosneau volverá a EE.UU. y pero su esposa vendrá a Ecuador para quedarse con su niña. “No sé cuánto tiempo más nos tome. Creo que será un par de meses más, ojalá que sea más rápido”, aspira Rosneau.