Las fobias se curan con terapias

Redacción Sociedad

Subirse a un avión le resulta un verdadero suplicio. Carlos Javier Caicedo es futbolista desde los 16 años  y ya lleva dos décadas de carrera deportiva  profesional. Durante este tiempo, su peor experiencia es cuando tiene que  realizar un viaje aéreo.

Cuando escucha que debe viajar en avión siente que su organismo se bloquea. “Me pongo inquieto, no como ni duermo tranquilo”, confiesa el futbolista del  Club  Olmedo, de Riobamba.

A ese cuadro de crisis nerviosa, los médicos le conocen como aerofobia. Byron López, psicólogo clínico  y profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Central, explica que “la  fobia es un miedo patológico hacia alguna cosa o una apasionada aversión hacia algún objeto”.

En el país no existe un registro oficial de cuántas personas padecen fobias. Pero José Mosquera, psiquiatra del Hospital de Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca), en Quito, calcula que el  11% de la población ecuatoriana  padece algún tipo de fobia. Mientras que 5 de cada 100 personas en Estados Unidos sufren una fobia o más de una.

El galeno aclara que “no hay que confundir el miedo con la fobia. El miedo es una reacción normal ante un  determinado estímulo. En cambio la fobia es un temor patógeno”.

Además, López señala que la mayor parte de fobias es adquirida. Por lo general, en la infancia, una persona se expone a situaciones que dejan graves secuelas. Por ejemplo, cuando un niño queda encerrado en la casa y se siente desamparado, desarrolla temor al encierro. “Eso marca su comportamiento y es lo que se conoce como claustrofobia”.

Entonces, cuando el sujeto se expone a esa clase de vivencias, su mente rechaza la acción y se desencadena la fobia.

Ese tipo de problemas psicológicos no se pueden superar sin que haya un tratamiento médico especializado. Los galenos  aseguran que este tipo de pacientes requiere de, al menos, seis meses de atención  continua.

Aunque no recuerda una experiencia traumática en su infancia, ni tampoco teme a las alturas, Caicedo hasta ha rechazado contratos con equipos de fútbol del exterior por su temor a viajar en avión.

Incluso en 2007, cuando su equipo viajó a Venezuela para un compromiso deportivo, él prefirió ir en bus desde Riobamba. Se demoró cinco días . 

Un caso parecido y atendido por Byron López es el de Nancy Castro.  Ella  debe viajar desde Quito cada seis meses a EE.UU. para visitar a su familia. Para ella viajar en avión es ineludible.

Castro recuerda que cada vez que tenía que abordar un avión “me tomaba unos tragos para aplacar el temor”. No obstante, la fobia persistía. “Igual me ponía muy nerviosa”. 

Su temor tenía una justificación. Hace  ocho años volaba rumbo a Estados Unidos y cuando atravesaba el océano Atlántico hubo una tormenta. Por lo que el avión sufrió un sacudón  y casi ocurrió un percance.

Desde entonces, Castro no ha podido olvidar aquel incidente. Al no lograr superarlo, buscó la ayuda de un psicólogo. Hasta que acabó con su fobia con una   psicoterapia combinada con medicamentos  antidepresivos.

López anota que cuando existe una situación traumática, falla la conducta afectiva, es decir la emoción o los sentimientos como ira, miedo, tristeza y placer.

Pablo Bastidas, del Hospital Eugenio Espejo, descarta que las fobias se originen en un daño cerebral. “Se presentan como miedo o pánico. Este último es por lesiones en el lóbulo temporal”.

En el caso de Caicedo, pese a que su club le ayudó con varios  tratamientos psicológicos, aún sigue sufriendo las consecuencias por su aerobofia.