En la finca de la empresa Farin Roses, ubicada en el barrio Pasquel, en Tabacundo, cortan los tallos para los envíos al exterior. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Desesperados. Con esa palabra resumen los pequeños floricultores de Pedro Moncayo y Cayambe, en el norte de Pichincha, su situación actual.
La devaluación del rublo, a mediados del 2014, impactó a estos agroexportadores que concentran el 90% de sus ventas en el mercado ruso. Desde aquella fecha hasta ahora los precios de los tallos se redujeron a la mitad y con ello los ingresos por exportaciones.
El pasado viernes, 170 de los 256 integrantes de la Asociación de Pequeños Productores Pedro Moncayo, que incluye a proveedores y exportadores de rosas, se reunieron por unas dos horas, en la casa comunal del barrio Pasquel, de Tabacundo, para analizar la crisis que enfrentan.
Todos son agricultores de ambos cantones que han invertido entre USD
70 000 y USD 100 000 por hectárea desde hace cinco años en esta actividad.
Cristian Moya, titular del gremio creado hace dos meses, explicó que hasta el 2014 recibían del mercado ruso USD 0,47 por tallo, pero ahora entre 0,24 y 0,29. En el 2014 calculan que sus exportaciones bordearon los USD 50 millones, pero al cierre del 2015 cayeron a USD 28 millones.
“Hace siete meses no vendíamos nada de flor. Como sea, ahora ha reaccionado el mercado (por el inicio de San Valentín), pero el problema es que no retorna el dinero”.
Con esto último se refiere a las estafas o demoras en los pagos que han sufrido los pequeños exportadores por parte de los intermediarios, denominados “brokers”.
Al ser pequeños empresarios usaban este vínculo para enviar las flores a los importadores rusos.
Estos últimos debían pagar a los intermediarios y entregar el dinero a los productores, sin embargo, en muchos casos el dinero jamás llegó al país, porque los ‘brokers’ desaparecieron o se negaron a cancelar.
Desde la Asociación se calcula que USD 4 millones ya son incobrables.
William Cortez, propietario de Génesis Flowers (San Nicolás de Tabacundo), calcula que fue “estafado” en el 30% de sus ventas del 2015. “Son USD 80 000 incobrables”.
Los pequeños productores no pertenecen a Expoflores, pero este gremio conoce de esta situación y asegura que es complejo para los dueños de las fincas pequeñas, que por su tamaño tienen que enviar el producto de esta forma para que los importadores lo compren por volumen.
El gremio calcula que 62% de las 630 fincas existentes en el país son pequeñas y medianas empresas. En promedio tienen entre tres y cuatro hectáreas.
La finca de Cortez tenía cuatro hectáreas hasta el 2014, pero ahora tiene dos. Con ello el número de trabajadores se redujo de 40 a 20.
La situación de los pequeños productores impacta a las fincas proveedoras. Cortez tenía ocho preveedores, pero ahora no tiene ninguno.
Luis Sandoval, de Casflowers (sector de la Esperanza), pasó de 35 a ocho. Él tiene valores incobrables por USD 60 000 y sus ventas se derrumbaron de USD 500 000 en 2014 a USD 250 000 en 2015.
Un sector impactado
Nelson Mora, vicealcalde de Pedro Moncayo, explica que en este cantón se concentra el 26% de las exportaciones de rosas del país. De los
33 000 habitantes, unas 18 000 personas están dedicadas a la floricultura.
La afectación en el empleo ya se comienza a sentir, aunque aún no hay datos exactos de las pérdidas de puestos. Sin embargo, la Asociación sabe que, en general, las fincas han hecho ajustes de personal. Hasta el 2014 había unas 14 personas por hectárea y ahora solo 12.
La reducción de las exportaciones en el país (Expoflores calcula que el 2015 cerró con 5% a 6% menos en ventas) y la caída de precios por tallo impacta a grandes, medianos y pequeños exportadores de todo el país.
En el mercado, en general, la reducción del valor del tallo entre 2014 y 2015 es del 21% al 26%, según Alejandro Martínez, presidente de Expoflores.
Además, las áreas de cultivo se han reducido. Ahora hay 320 hectáreas menos que en el 2014. “Más o menos el 8% de la producción ecuatoriana”.
Martínez señala que mientras más grandes son las fincas existen mejores posibilidades de sobrevivir porque el negocio necesita volumen, aunque se sacrifique variedades.
“Está cambiando el modelo de floricultura ecuatoriana. El tema es crítico”, comenta.
Las fincas apuntan a esto. Pero también hay negocios que han cerrado o que se han fusionado. Para este San Valentín, en el que se prevé que haya sobreoferta, el sector proyecta un mayor volumen de ventas, pero debido a los menores precios ingresarán menos dólares.
Sus pedidos
Créditos inmediatos según el negocio por parte de la Corporación Financiera Nacional y BanEcuador, piden floricultores.
Regulación de costos de agroquímicos y liberación arancelaria para abaratar costos es otra solicitud del sector.
Flexibilidad de pago de hasta seis meses para cancelar deudas a entes SRI, IESS, etc. y privadas, piden.