Las cámaras fotomultas de Quito buscan prevenir las infracciones en el tránsito de la ciudad. Foto: Víctor Vizuete/ EL COMERCIO
Las cámaras fotomultas que se incorporaron en el Distrito Metropolitano de Quito para regular el tránsito citadino comenzaron a funcionar activamente desde ayer, 15 de agosto.
La mayoría de ciudadanos residentes en la capital consultados están de acuerdo con la medida, pues afirman que ayudará a regularizar el tránsito y, además, a educar a los conductores capitalinos, renuentes a aplicar las normativas de la Ley de Tránsito.
Esa fue la opinión de Fernando Godoy, un joven empresario que se dirigía –en unión de su familia- en su Chevrolet Aveo desde el sur hacia el norte de la ciudad.
55 cámaras fotomultas están instaladas en sitios estratégicos de la ciudad y su objetivo principal es controlar el buen uso de los carriles de la calzada (especialmente en los que son de uso exclusivo del transporte municipal público– y, asimismo, regular la velocidad de los vehículos y así evitar que se pasen los altos de los semáforos y puedan causar accidentes.
Es una medida acertada, explicaba Juan Carlos Morales, quien manejaba con cuidado una furgoneta a la altura de la avenida 12 de Octubre y Wilson. “Conducir con precaución siempre será una buena práctica. Y ayuda a salvar vidas”.
En esa esquina, como en otras de la capital como Los Dos Puentes, Chillogallo, en la intersección de las avenidas Amazonas y Orellana, estas cámaras acompañan a las de video, colocadas para medir los excesos de velocidad y la invasión de los carriles, y a los ‘Ojos de Águila’, artefactos cuya función es ayudar a combatir los delitos.
El gran ojo de águila de Los Dos Puentes, por ejemplo, está levantado sobre un pabellón de unos 20 metros de altura.
Las cámaras fotomultas están funcionando con suficiencia. Edwin Verdezoto, taxista de la cooperativa Santa Lucía, afirma que él vio, el viernes por la noche, como el flash de la cámara ubicada en la esquinas de la avenida Orellana y Amazonas, funcionaba ‘full’ y registraba a los vehículos que pasaban por el lugar. “Más tarde, ya por la medianoche, observé que muchos carros eran conducidos por mujeres. Seguramente porque ellas no toman y pueden manejar con precaución”.
Pero estas cámaras fotomultas no tienen consenso total. Algunos taxistas consultados explicaron que esta medida les significará pagar muchas más multas y menos puntos en su licencia de conducir. “Si el rojo nos coge en medio viaje, cruzando la calle, ya estamos fregados: multa y menos puntos. Es más peligroso quedarse en medía vía, pues los carros que vienen por el otro sentido pueden chocarnos. Por eso es mejor acabar el paso. Pero eso ahora ya no se podrá hacer”, explicaba entre resignado y rebelde Luis Toaquiza, chofer de una unidad de Taxi Confort.
Alberto Tonato, colega de Toaquiza, anotaba otro inconveniente: en Chillogallo, por ejemplo, toca casi por obligación invadir el carril de la Ecovía “porque esos buses se paran justo en la esquina y no dejan pasar. Lo que va a tocar es esperar que arranque ese integrado y seguirlo atrás. No queda de otra”, decía mientras evitaba un carro que se metía intempestivamente en su carril.
En fin, la nueva medida que tiene un tiempo de ensayo de 15 días está en vigencia. El éxito o fracaso de su aplicación depende de los ciudadanos.