La Fiscalía recopiló chats que delatan a milicianos de ‘Guacho’

En el ataque al comando de la Policía de San Lorenzo se usaron 200 libras de explosivos. Foto: EL COMERCIO

En el ataque al comando de la Policía de San Lorenzo se usaron 200 libras de explosivos. Foto: EL COMERCIO

En el ataque al comando de la Policía de San Lorenzo se usaron 200 libras de explosivos. Foto: EL COMERCIO

La Fiscalía concluyó este viernes, 13 de julio del 2018, la investigación por el atentado con carro bomba en el cuartel de Policía, en San Lorenzo, Esmeraldas. 28 personas, entre estas alias ‘Guacho’, son procesadas por delincuencia organizada.

Durante esta etapa, que duró 120 días, la Fiscalía incluyó versiones, escuchas telefónicas, partes policiales, asistencias penales e informes de Inteligencia sobre las actividades ilícitas de los implicados.

La idea era determinar el rol que cada sospechoso tuvo en el atentado perpetrado el 27 de enero. Entre las últimas evidencias que se anexaron al caso constan reportes de Criminalística sobre las comunicaciones entre los integrantes de esta organización delictiva.

Allí se determinan cómo los procesados estuvieron al tanto de los operativos que las Fuerzas Armadas realizaban en la frontera norte.

Un ejemplo son las conversaciones, por Whatsapp y Facebook, entre alias ‘Amarillo’ y su pareja. El 25 de marzo, un día antes del secuestro de equipo periodístico de este Diario, ‘Amarillo’ le escribió a su esposa desde un número de celular colombiano con este diálogo:

“¿Cómo está la familia? Bien mijo, esperando su llegada.
Ay mija todo es posible, pero está duro con estos retenes. Están tomando fotografías. Y a uno lo ven la cara”.

Este diálogo gira en torno a cómo “salir” de la selva y llegar hasta Santo Domingo, en donde tienen una casa.

En los diálogos, él identificó a ‘Guacho’ con el alias ‘Viejo’.
En un chat del 16 de marzo describe incluso la reacción del líder disidente, al saber que la Policía hizo un operativo en la casa de su madre, ubicada en Mataje, y detuvo a cinco de sus colaboradores.

“El ‘Viejo’ viajó hoy. Y está la gente asustada por muchas cosas con esos ecuatorianos. Y pues, se le han metido a su casa, en Ecuador. Y está bravo ese señor”. La esposa de ‘Amarillo’ agrega: “Dicen que ha habido otra explosión en Borbón”.

“Ah, sí. Allá se puso otra (bomba). Está duro de nuevo. Siento cerca el miedo, pero acá está la plata”, responde.

La Fiscalía concentró las últimas semanas de la fase de investigación en recopilar evidencias en contra de esta pareja de ecuatorianos.
Desde su detención (entre el 5 de abril y el 10 de julio), ambos se habían presentado como empresarios, “gente humilde y trabajadora”.

‘Amarillo’ dijo tener un negocio de helados en Santo Domingo y una tienda también de ese producto en Mataje. De esa forma quiso justificar su presencia en la zona de frontera.

En su primera versión señaló que no poseía un celular. Pero en el expediente abundan las conversaciones entre él y su pareja. El 27 de marzo, un día después del secuestro de los periodistas, la mujer le pregunta sobre la situación en la frontera. Él responde: “Ahí estamos, buscando una salida política con ellos. Ya van a buscar un delegado, para tratar el tema con ellos”.

Dos días después. Ella le hace una advertencia sobre los permanentes controles policiales y militares. “Salga por el otro lado no por Mataje ni por El Pan. Dice que están full militares”. Él le cuenta que el Ejército está cerca y que le toca moverse por las noches.

“Mijo, por favor, no se ponga el traje camuflaje. Vístase de color. No traiga nada, vístase normal, hágase la barba; saque los otros chips (de los celulares), solo deje un teléfono activo”, le escribe la mujer.

El martes pasado, el juez que lleva el caso despachó una de las últimas providencias. Ordenó que se extraiga la información contenida en las redes sociales de ‘Amarillo’, de su mujer o de otro sospechoso.

Para los investigadores se trata de datos relevantes. El perfil de Facebook de ‘Amarillo’ muestra que su relación con grupos armados colombianos se inició mucho antes del ataque en San Lorenzo. Por ejemplo, en febrero del 2017, subió una fotografía de él. Viste boina militar, pantalón camuflaje, botas y una camiseta estampada con una calavera y la palabra ‘Tigre’.

Sus mensajes en esa red social también detallan sus actividades: “Estoy enmontañao (sic). Estoy en proceso de paz. En Colombia estoy”.

Otras fotografías de su red social son de fusiles, pistolas y amigos, en campamentos de milicias, en zonas selváticas.

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