Entre 30 minutos y una hora se demora la gente haciendo fila para acceder a supermercados y bancos en Quito

En algunos sectores de Quito se registraron largas fila de personas, a pesar de la cuarentena por el coronavirus

En algunos sectores de Quito se registraron largas fila de personas, a pesar de la cuarentena por el coronavirus

En algunos sectores de Quito se registraron largas fila de personas, a pesar de la cuarentena por el coronavirus. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

En las afueras de los bancos, supermercados, tiendas y farmacias se forman largas filas de clientes en las primeras horas de la mañana. En algunos casos y dependiendo del lugar, estas llegan a medir más de una cuadra. Así lo comprobó este Diario en varios recorridos realizados esta semana a lo largo del centro, sur y norte de Quito.

Desde las 06:00 de adelante, es frecuente observar a la gente que comienza a llegar y acumularse en las puertas de las agencias financieras; unas atienden al público desde las 07:30 y otras a las 08:00.

Al mismo tiempo, cada usuario debe esperar entre 30 minutos y una hora para ingresar. Lo mismo pasa en las afueras de los supermercados, tiendas de abarrotes y panaderías.

María del Carmen Hernández
, de 73 años, vive en San Antonio de Pichincha y se trasladó a un banco ubicado en el sector del Condado, norte de Quito, para pagar los servicios básicos. Allí esperó 45 minutos para que la atiendan en ventanilla.

Luego se dirigió a un comisariato para comprar alimentos y productos de limpieza. No encontró lo que necesitaba y se fue a otro local. Más de dos horas tuvo que esperar en la fila de los dos supermercados. “Toda la mañana se me fue en esas gestiones”.

Betty Tumaille vive en el barrio Nueva Aurora, sur. Debe esperar cerca de 30 minutos para ingresar a un comisariato localizado en la avenida Maldonado y Julio Andrade. “En las panaderías y tiendas nos demoramos en promedio 20 minutos”.

Lo mismo señaló Yolanda Santos que vive en el mismo vecindario. “La gente no es obediente y nunca respeta las distancias, tanto en las afueras de los locales, así como cuando camina en la calle”.

Al recorrer el sur de Quito es usual encontrar filas de gente acumulada en las afueras de los bancos y supermercados. En unos sitios sí se respetan los 2 metros de distancia, pero en otros no. A eso se suma que los comerciantes colocan sus productos sobre las aceras y dificultan el paso de los peatones, también al distanciamiento.

Lo mismo pasa en la Mariscal Sucre y Viracocha de la parroquia La Magdalena. En las puertas de las tiendas y demás locales, la gente se acumula de forma desordenada. De igual manera en la av. Ajaví y sus intersecciones hasta la Cardenal de la Torre, en donde proliferan las ventas informales.

Como medida de prevención, los administradores de los centros de abastos, bancos, tiendas y panaderías pintaron círculos en las aceras que marcan los dos metros de distancia. También se han instalado túneles y bioseguridad y se desinfectan las instalaciones de forma permanente.

Además se exige a los clientes que ingresen con guantes y mascarilla. En las afueras de un supermercado ubicado en la Bolívar y Venezuela del Centro Histórico, el guardia descontamina a quienes hacen fila. También se colocó una bandeja metálica en el piso para desinfectar los zapatos.

Para el cliente Patricio Carvajal, esas medidas son muy buenas pero el comercio informal es preocupante. “¿De qué nos sirve respetar los dos metros de distancia entre los clientes si los vendedores ambulantes pasan cerca de nosotros ofreciéndonos sus productos? Esto es un peligro”.

Al norte de la ciudad hay mayor orden. Por ejemplo, en un banco ubicado en la avenida De la Prensa y José Fernández Salvador, la gente respeta la fila sin inconvenientes. El mismo panorama se presenta en una entidad ubicada en la González Suárez y Coruña. Ahí, las filas son cortas y las personas no se demoran en sus trámites, tampoco retirando dinero de los cajeros.

La compra de alimentos también ha mejorado en cuanto a la rapidez. Al inicio de la pandemia, Andrea Díaz se demoraba cerca de dos horas en comprar alimentos en un supermercado de Ponceano Alto, pero ahora lo hace en una hora. “Se ha mejorado en la atención”.

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