Redacción Quitoquito@elcomercio.comUna tenue llovizna acompañó a los franciscanos durante los preparativos de la procesión de Viernes Santo. Ayer, en los pasillos del convento de San Francisco, en las calles Cuenca y Benalcázar, los fieles buscaban refugio de la lluvia y sacerdotes para efectuar sus confesiones.María Lozada llegó desde El Recreo, en el sur, para confesarse antes de la procesión de mañana. La madre de familia fue a San Francisco a las 11:00. Cuando ingresó al convento le informaron que antes de ir a donde el cura debía escuchar una charla. La hicieron pasar a una banca de madera arrimada a las paredes blancas de adobe. Lozada, junto a otras cinco personas más, escuchó un breve discurso de un hermano franciscano. Él les explicó los pasos que debían seguir durante la confesión.Luego de la charla, que duró cinco minutos, Lozada, de 77 años, hizo fila frente a uno de los siete sacerdotes que estaba en los corredores del convento. A la espera de la confesión estaba Lupe Jácome, de 62 años. La madre de familia vive en San Bartolo, en el sur, pero prefirió ir hasta el centro para asistir a misa y confesarse. Jácome dijo que asistirá a la procesión que se organiza en el sur de la ciudad.“Estos días son de recogimiento y acercamiento a Jesús”. Los murmullos de los fieles se escuchaban en los pasillos. El piso de piedra no fue un impedimento para que Amanda Zúñiga, de 56 años, se confesara de rodillas. Con las manos entrelazadas y con los ojos cerrados, la madre de dos hijos, conversó con el cura durante seis minutos. Luego de recibir la bendición del sacerdote se incorporó y se ubicó en una de las bancas de madera para continuar con sus rezos. “Nuestras almas deben estar preparadas para recordar cómo Jesús dio su vida por nosotros”. Zúñiga debía regresar a su casa, en El Tejar, para preparar el almuerzo para sus nietos, pero prefirió aguardar en el convento hasta que cesara la lluvia. Pedro Chuquimarca también buscó refugio de la intermitente llovizna en San Francisco. Una chompa de cuero negra lo protegía del frío. Él salió de misa y aprovechó para confesarse. “Las filas no están tan largas. Vine desde la iglesia de Santo Domingo. Ahí solo había un curita”. Chuquimarca se ubicó en una de las seis filas y luego de 10 minutos de espera pudo realizar su confesión. Mientras Chuquimarca conversaba con el cura, Marcelo Quinoluisa llevaba las partes de una carpa blanca hacia el patio central del convento. Él es auxiliar de medicina en un hospital de Quito, pero en Semana Santa se da modos para trabajar como voluntario en la preparación de la procesión del Viernes Santo. Junto con otras 50 personas ultimaban los detalles para el desfile católico. Quinoluisa, por ejemplo, llegó a San Francisco a las 07:30, para ayudar en la limpieza de las andas (vehículos donde se transportan las imágenes religiosas). Estos objetos están guardados en la parte posterior del convento. El auxiliar médico dijo que las andas deben estar en buen estado mecánico para evitar accidentes o problemas en el desfile. Quinoluisa y los otros voluntarios llevaban las partes de carpas a través de los patios del convento. La lluvia no fue un obstáculo para realizar su labor. “Nuestra motivación es la fe al Señor”.El hermano franciscano Freddy Sucusañay estaba al frente de la organización. El religioso dijo que el trabajo es difícil. Él está pendiente de todos los detalles, la preparación de los más de 500 cucuruchos y 500 Verónicas que participarán mañana en el acto litúrgico. Sucusañay aseguró que a las 22:00 de hoy se colocará la imagen de Jesús del Gran Poder sobre las andas. “Todo quedará listo para la procesión”. El hermano dijo que este año la imagen de San Juan saldrá junto a la de Jesús del Gran Poder. La escultura de este santo está guardada en uno de los cuartos del convento y será llevada en los hombros de los fieles. Los preparativos también llamaron la atención de los turistas. Algunos visitantes del convento, incluso se tomaron fotos junto a un cucurucho que se probaba el atuendo lila. Santiago Pujas llegó desde Chile y dijo estar ansioso por acudir a la procesión. “Quiero conocer a los famosos cucuruchos y a los penitentes. Ni la lluvia impedirá que vaya”.