En la feria de Sangolquí, el precio y la frescura de los productos atraen a los clientes. Foto: Víctor Vizuete/ EL COMERCIO
La feria de Sangolquí ha superado la escala de la cabecera cantonal para ampliarse hasta Quito e, incluso, hasta el otro valle: Tumbaco y Cumbayá.
Eso es lo que confirman Cristóbal Pallo y Gerardina Uresti, un matrimonio que reside en el centro de Tumbaco pero que viaja cada semana, religiosamente, hasta la ‘capital de los hornados’.
Ellos llegan para aprovisionarse de legumbres, hortalizas, frutas y hasta carnes en esta gran feria-mercado que abarca diez cuadras, desde la Plaza Chiriboga hasta el parque Turismo, teniendo como parte el Mercado central.
Son muchas familias las que vienen desde el otro valle a comprar acá, afirma Uresti. “Las cosas son más frescas, más baratas y, sobre todo, la atención es más amable, más pacienciosa”.
Esta apreciación es compartida por Julio César Velasco, un maestro ecológico que vive en San Pedro de Taboada pero que tiene su centro de ‘sanación’ en el Km 103 de la vía Los Bancos-Pedro Vicente Maldonado.
‘Las cosas aquí son frescas. Y hay de todo, como en botica. Yo me llevo muchas provisiones hasta mi lugar de trabajo”, afirmaba mientras se ponía al hombro –con la ayuda de su mujer Giobanna Gallardo- un gigante canasto repleto de coles, vainitas, fréjoles y zanahorias.
Pero no solo vegetales se venden en las 10 manzanas que cubre la feria los jueves y domingos, explica don Manuel Guacho, presidente de la Asociación La Unión, que reúne a 150 socios, quienes pagan por ‘el puesto’ al Municipio de Rumiñahui USD 1,72 por cada día que venden.
“Aquí vendemos zapatos, ropa, bisutería, cosas en cabuya, CDs, gafas, estuches para celulares… en fin, todo lo que la gente de hoy necesita, explica el menudo hombre mientras ofrece a un cliente un par de zapatos que cuesta USD 25.
La feria, que abarca desde la General Enríquez hasta la calle Pichincha y la plaza Chiriboga, está dividido por áreas: Ropa y zapatos se ubican cerca del parque Turismo; las carnes y pescados alrededor del parque Chiriboga, lugar donde hay hierbas, canastos de carrizo y frutas.
Venta de animales
La sección animales vivos se ubica a un costado de la plaza. Allí se puede encontrar desde los cada vez más populares huevos de codorniz (10 por 1 USD, ya cocinados) hasta conejos, tortugas, gatos, perros. A veces hasta llegan culebras, explica Rosaura Cachuendo quien, habitualmente, vende gallinas de campo.
Es un negocio que nos permite vivir con dignidad, explica Marcia Oña, quien tiene un puesto de venta tradicional en la intersección de la calle Ascázubi con la avenida General Enríquez, cerca del parque Turismo.
Ella vende 3 000 panes el domingo y la mitad el jueves. Los vende en fundas de cinco unidades por 1 USD. Hay cholas, empanadas de sal, de dulce, pan de trigo, tipo Pinllo…
Yo vengo religiosamente cada domingo, explica el manabita Héctor Beque, quien reside en La Armenia y siempre llega a la feria con su mujer Sonia Cevallos y su hijo David.
Jacqueline Bermeo llega desde Quito, desde Caupicho y hace ‘el mercado’ con rapidez. ‘Aquí son más cómodos los precios. Y los productos son frescos, del día”, finaliza mientras se sube en un Marco Polo cuyo controlador grita a voz en cuello: al Playón por la autopista, al playón por la autopista.