Redacción Guayaquil
La Feria de Durán, que se inaugurará el 2 de octubre, no es ajena a la crisis. Por ser un año difícil para el sector comercial hay expositores que decidieron no participar, explicó Juan Carlos Amador, director comercial de la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG).
“Cada año hay una rotación del 30% de nuevos expositores. Los más grandes y medianos ratificaron su presencia en la feria, pero los pequeños negocios, las microempresas y los artesanos no lo hicieron por problemas de liquidez empresarial”.
Sin embargo, a última hora, el Ministerio de Industrias señaló que auspiciará la participación de 29 artesanos ecuatorianos y cinco asociaciones en la Feria.
El recinto, ubicado en la vía Durán-Tambo (a 15 minutos de Guayaquil), recibirá este año a unos 500 expositores, según Amador. El año pasado se registraron 505 empresarios.
“Aún hay locales disponibles. Los más grandes están ocupados, restan por vender varios estands de menor tamaño, que miden entre 20 y 30 m²”.
Según María Gloria Alarcón, presidenta de la Cámara, para esta edición se espera la presencia de 300 000 personas. El promedio de inversión en el montaje de la infraestructura
y en el mantenimiento del recinto asciende a USD 800 000. La Feria deja una rentabilidad de USD 200 000, de los cuales se entrega el 30% al Banco Central. El resto se utiliza en los planes de inversión de la CCG.
De forma temporal, la exposición abre espacio para 5 000 plazas de trabajo. No todas son nuevas, explica Amador, porque muchos expositores hacen rotación de su personal desde otros locales para que laboren durante los 10 días de feria.
En el montaje de los pabellones, los expositores invierten entre USD 1 000 y 150 000 según el tipo de infraestructura. Por ejemplo, los más grandes expositores se alinearon a la temática de la Feria, que este año tratará sobre deportes extremos.