En el Centro de Monitoreo Oceánico del Inocar, sur de Guayaquil, Carlos Perugachi revisa la información satelital relacionada con el fenómeno de El Niño. Foto: Mario Faustos/EL COMERCIO
El Buque Orión cumplirá mañana su tercera semana de un crucero en la zona de las Islas Galápagos, para establecer un mapeo del fondo marino, con el fin de determinar la plataforma continental extendida más allá de las 200 millas.
Y pese a que el objetivo del periplo es otro, entre los 36 tripulantes se encuentran dos oceanógrafos y un meteorólogo. Su misión específica es monitorear las condiciones océano-atmosféricas que presenta el Pacífico sobre el cual, según informes internacionales, se estarían gestando la presencia del fenómeno de El Niño.
“Se está monitoreando las condiciones de temperatura del agua, salinidad y profundidad a diferentes niveles. También la cantidad de nubosidad, presión atmosférica, temperatura ambiental”, comenta el teniente Carlos Perugachi, jefe del departamento de Ciencias del Mar del Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar).
Desde el Centro de Monitoreo Oceánico, Base Naval Sur de Guayaquil, Perugachi analiza en unas grandes pantallas el comportamiento del Pacífico.
Las imágenes satelitales llegan de varias fuentes internacionales, entre ellas de la Agencia Estadounidense Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
“Lo que hemos podido verificar, de acuerdo con el monitoreo constante que hacemos las instituciones pertenecientes al Comité Nacional Erfen, es que existen condiciones anómalas de la temperatura superficial y subsuperficial, principalmente”, dice el especialista.
El Erfen es el Estudio Regional del Fenómeno El Niño, integrado, por el Inocar, Inamhi, Instituto Nacional de Pesca (INP), Espol, Secretaría de Gestión de Riesgos, Secretaría Técnica del Mar, FAE, DAC e Instituto Espacial Ecuatoriano.
En su última reunión, el 22 de mayo del 2014, se concluyó que, en caso de mantenerse las condiciones anómalas de la temperatura del mar, se presentan probabilidades sobre el 70% para la ocurrencia de un evento cálido (fenómeno de El Niño), según los pronósticos de modelos internacionales.
La oceanógrafa María José Marín explica que para establecer dichas probabilidades de ocurrencia del fenómeno se basan en datos generados dentro y fuera del país. Es decir, no solo de la información satelital, que cargan constantemente a la web (www.inocar.mil.ec).
“Contamos con estaciones a 10 millas que nos permiten en cuatro puntos (Esmeraldas, Manta, La Libertad y Puerto Bolívar) hacer monitoreo mensual del mar”, comenta.
Para este control salen en lanchas a mar abierto y utilizan perfiladores, que son equipos que se hunden hasta 100 metros de profundidad y miden temperatura, salinidad, oxigeno, pH, clorometría, así como determinar las características químicas y biológicas.
También están las estaciones costeras, al pie de los muelles, con información meteorológica y de temperatura superficial del mar. Están en distintos puntos desde Esmeraldas a Puerto Bolívar, en los muelles.
El Inocar dispone, además, para la recopilación de datos de dos boyas de olas, en Salinas y Manta, y de boyas derivadoras que son parte de un programa internacional. Estas viajan con la corriente, desde el Pacífico Central, reuniendo información. Actualmente están entre Galápagos y el continente.
“Toda esta información y la de los otros organismos llega al Centro de Monitoreo Oceánico donde es procesada. Por ejemplo, el Inamhi tiene sus propias estaciones meteorológicas; el INP cuenta con estaciones a 10 millas; la Espol tiene hace 20 años el Centro Nacional de Acuicultura e Investigaciones Marinas, que genera información cada 15 días”, explica Marín.
En el Orión cuentan con una roseta multimuestradora. Se trata de un equipo al que se le adhieren botellas que son cerradas a la profundidad que el investigador desea.
Por su parte el INP, ante el anuncio de El Niño, efectúa estudios sobre camarón, peces pelágicos grandes y pequeños, e incluso de la merluza.
Para Marín es importante hacer un sondeo permanente de las condiciones en el Pacífico, pero que no se debe crear alarma. Los últimos cuatro Niños que llegaron a la costa ecuatoriana (2002-2003, 2006-2007, 2009-2010, y 2012) pasaron inadvertidos en el país. “Para que un Niño se presente con condiciones extremas y destrucción debe haber un acoplamiento océano-atmosférico. Y eso no ocurre todavía”.
En contexto
El fenómeno de El Niño es un evento cálido que se presenta en aguas del Pacífico. En las últimas cuatro décadas los fenómenos que más se sintieron en el país, por sus graves efectos y destrucción de infraestructura, fueron los del 1981-1982, y de 1997-1998.