Los pescadores de Esmeraldas se preparan para iniciar las faenas de pesca con la llegada en pleno de El Niño. Foto: Marcel Bonilla / El Comercio
El calentamiento del agua del mar por la posible presencia del fenómeno de El Niño no solo trae daños.
En el sector pesquero, esa calidez beneficia a algunas especies como el dorado, rabudo, albacora, bonito azul, pargo rojo, cherna, camarón pomada y langostino; no pasa lo mismo con el picudo, banderón y gachos, que son de aguas frías.
Las posibilidades de que El Niño se presente hasta marzo de 2016 han movido a los pescadores de Esmeraldas, quienes empezaron a cambiar sus artes de pesca. Por ejemplo, preparan sus redes y espineles (aparejo para pescar dorado) para las capturas de esas especies.
Hasta el momento, la temperatura del mar se ha mantenido 2 grados por encima de lo normal (entre 24 y 25 grados), según el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno El Niño (Ciifen). La entidad ha dicho que el fenómeno natural ya se encuentra frente a las costas ecuatorianas.
El biólogo Javier Guerrero explica que cuando el agua está fría se pierde el dorado y aparecen especies como el atún y tiburón, que se capturan poco por estas fechas, cuando se avecina el invierno.
Por ahora, la producción de dorado, albacora y otras especies está en un 60%, según los pescadores, pues esperan la temporada de diciembre.
En el Puerto Artesanal Pesquero de Esmeraldas se observan embarcaciones que arriban con albacoras de hasta 120 libras y 300 libras de dorado. Entre diciembre y abril (temporada del dorado), el promedio de captura por lancha es de hasta 1 000 libras.
Actualmente, una libra de albacora está en USD 1,50 y la de dorado en 1,90. El pargo en 1,60, pero esos precios pueden aumentar o disminuir de acuerdo con la demanda, explica el armador pesquero José Gallón.
Las lluvias pronosticadas para finales del 2015 e inicios del siguiente año, asociadas con los cambios del clima, tendrán una repercusión positiva, porque aumentará la pesca blanca de orilla, según los pescadores. En ese segmento el camarón pomada, el bonito azul y langostinos. Las capturas se efectúan con trasmallos y volantín (nailon), a 10 millas de la costa de Esmeraldas.
Carlos Rodríguez, uno de los pescadores, recuerda que la pesca aumentó durante El Niño de 1997-1998. “Hubo mucho dorado, langostinos y camarón pomada. “Eso pescábamos a pocas millas de la Costa”.
Por eso el pescador Humberto Velásquez dice que ha preparado sus redes para pescar langostinos y camarón pomada. En poblaciones como Palestina, Rioverde y Limones, en el norte de la ‘Provincia Verde’, se aprovecha la pesca de camarón durante el invierno.
Para estar listos para la llegada del fenómeno climático, los propietarios de tres empacadoras que exportan pescado, desde Esmeraldas, adecúan sus cuartos de refrigeración en caso de que haya una sobreproducción de dorado, una especie de exportación.
Juan de Dios Suárez, dueño de una de las empresas exportadoras a Estados Unidos y Europa, dice que están en capacidad de producir hasta 120 000 libras diarias. En temporadas normales procesan hasta 40 000 libras por día.
Solo esa empresa, en una temporada normal, es capaz de preparar 1,2 millones de libras de dorado para exportación durante un mes.
En el Puerto de Esmeraldas, en temporada alta, cada una de las 50 bodegas maneja un promedio de 5 000 libras diarias de dorado, que son vendidas a empresas de Manta y Guayaquil. De allí se envía a Estados Unidos, especialmente.
Para Rafael Vergara, presidente de la Cámara de Pesquería de Esmeraldas, una de las desventajas de la sobreproducción es que los precios del dorado de exportación puede llegar a costar hasta 50 centavos. “Eso amenaza los costos de operación”.
Otra de las desventajas tiene que ver con la seguridad de los hombres de mar. Ellos temen que aumenten los robos de los motores fuera de borda. En lo que va del año, el sector pesquero artesanal de Esmeraldas ha perdido 80 motores y 20 embarcaciones. Solo en octubre se registraron 15 robos a 70 millas náuticas de las costas de Esmeraldas.
El pez dorado en verano es capturado hasta 200 millas náuticas con otras especies como el gacho. En invierno se lo hace a solo 70 millas y es ahí cuando los pescadores son más vulnerables a los robos, porque están cercanos al perfil costero.
Además, deben cuidarse de los vientos y las corrientes fuertes que aparecen con El Niño y que en 1998 arrastró a varios pescadores.
En medio de los anuncios de la llegada de El Niño, los
3 000 pescadores artesanales de Esmeraldas están pendientes de los cambios en el mar para comenzar sus faenas en las 800 embarcaciones que están en la dársena del puerto.