Federer obtuvo un triunfo histórico en torneo de Australia

Melbourne. DPA y Reuters

El suizo Roger Federer calificó su triunfo del domingo en la final del Abierto de Australia como el mejor de su carrera. Federer venció por 6-3, 6-4 y 7-6 a Andy Murray y dejó en claro que sus competidores  todavía están lejos de desbancarlo del trono.

Federer ganó su decimosexto título de Grand Slam, cifra sin precedentes en la historia del tenis (solo se acercan los 14 trofeos del estadounidense Pete Sampras, ya retirado del circuito), y mantiene un cómodo liderato en el escalafón profesional.

Nadal es cuarto
El español Rafael Nadal apareció ayer cuarto en el ‘ranking’ profesional, una posición que lo ubica fuera del ‘top’ tres por primera vez desde 2005. 
La caída en cuartos de final de Nadal en Australia facilitó que el serbio Novak Djokovic y el británico Andy Murray escalaran hasta el segundo y el tercer puestos, en su orden.
El ecuatoriano Nicolás Lapentti está en el puesto 97.“No hay secretos detrás de esto. Definitivamente, soy un jugador muy talentoso”, dijo el suizo y se echó a reír en Melbourne, tras alzarse el domingo el cuarto en Down Under. “Siempre supe que tenía algo especial, pero no sabía que era algo tan loco”, agregó Federer, quien a sus 28 años luce más relajado que nunca.

Talvez, porque en los últimos meses ha ido cumpliendo sus objetivos postergados, tanto en lo profesional (ganar Roland Garros por primera vez, convertirse en el jugador con más títulos de Grand Slam), como en lo personal (casarse y tener hijos).

En realidad, el cambio en la hoja de almanaque del 1 de enero coincidió con varios interrogantes acerca de lo que sucedería este año con Federer, sobre todo porque  desde agosto, en Cincinnati, que no levantaba un trofeo. En el medio había caído inesperadamente en la final del US Open ante el argentino Juan Martín del Potro, y luego se despidió en semis del Masters de Londres.

La pregunta era si su nueva condición de padre, tras el nacimiento de sus hijas gemelas en julio, había menguado su habitualmente insaciable sed de triunfo.

En el inicio de 2010, Federer se aprestaba a enfrentarse con numerosos contendientes en la lucha por el sitial de privilegio en el ‘ranking’. Pero el Abierto de Australia los fue dejando en el camino a uno por uno, llámense Rafael Nadal, Novak Djokovic, Del Potro o Nikolai Davydenko.

El español Nadal no pudo defender su título y se marchó con una lesión en la rodilla que lo marginará un mes de las canchas  y lo hundió al número cuatro del mundo, posición que no ocupaba desde 2005. El serbio Djokovic volvió a fallar en horas clave. Del Potro constató que las dos mágicas semanas de Nueva York no son fáciles de repetir. El envión fantástico de Davydenko chocó con sus propios límites y los que le puso el mismo Federer, en cuartos de final en Melbourne Park.

Así las cosas, al suizo sólo le quedaba en pie una de sus amenazas concretas, Murray. Pero el británico ‘derrapó’ en una final en la que pese a su talento demostró que todavía no está tenística ni mentalmente maduro para tomar el lugar de Federer.

“Jugué uno de los mejores cotejos de mi vida, creo que el mejor”, afirmó Federer, quien añadió estas palabras de consuelo para su rival del domingo: “Andy, jugaste un torneo fantástico y eres demasiado bueno como para no ganar un Grand Slam un día de estos, no te preocupes”.

El nuevo título, el número 62 en la carrera del suizo, amenaza así con marcar tendencia. La temporada 2010 se presenta como una autopista despejada para Federer, quien podrá disfrutar por un buen tiempo más de su dominio.

“Sólo quiero tratar de disfrutar el final de mi carrera. He conseguido ya demasiados objetivos que pensé que jamás serían posibles. Así que sólo quiero disfrutar del circuito, como lo estoy haciendo ahora. Obviamente, como padre, todavía más”, es la humilde propuesta del rey del tenis, quien conquistó su primer Grand Slam desde que nacieron sus hijas.

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