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Un “estudiante modelo”, “amable y comprensivo”. Así es como su entorno cercano describe al acusado de terrorismo Umar Faruk Abdulmutallab.
El joven nigeriano procedente de una familia acomodada intentó hacer estallar un Airbus con 289 personas a bordo el pasado viernes, tres días después de cumplir 23 años, una catástrofe que fue evitada, entre otras cosas, gracias la audaz intervención de algunos pasajeros.
El acusado podría haber adquirido parte de sus conocimientos sobre explosivos durante sus estudios de ingeniería en el renombrado University College de Londres.
Durante su estancia en Reino Unido, Abdulmutallab vivió en una lujosa casa que pertenecía a su familia en el barrio diplomático cercano a Oxford Circus, muy próxima a las embajadas de China y Polonia.
Según dijo un primo del joven nigeriano al diario británico “Sunday Telegraph”, la familia temía que Abdulmutallab se hubiera “radicalizado” durante su estacia en Londres. El presunto terrorista contaba con un visado vigente para entrar en Estados Unidos expedido por la embajada norteamericana en Londres en 2008 y con validez hasta junio de 2010.
Las autoridades británicas le habían prohibido sin embargo a principios de año la entrada a Reino Unido ante el temor de que pudiera representar un peligro para la seguridad. A pesar de todo, en Nochebuena Abdulmutallab se subió a un avión en Lagos con destino a Amsterdam y allí hizo trasbordo a una aeronave que partió hacia Detroit.
En el Airbus de la compañía Delta, Abdulmutallab tenía el asiendo número 19A. El joven nigeriano es miembro de una familia pudiente. Su padre, Alhayi Umaru Mutallab, fue ministro de Economía de Nigeria y presidente del consejo de administración de la entidad bancaria nigeriana First Bank.
Hace seis meses, el promitente ex funcionario de 70 años advirtió a las autoridades del potencial peligro que podría representar su hijo, después de que hubiese entrado a formar parte de una corriente islámica radical y defensora de la violencia. Sin embargo, ni siquiera su propio padre sabía donde celebró Abdulmutallab su vigésimotercer cumpleaños.
Según medios nigerianos, el joven se había distanciado de la familia, con quien mantuvo discusiones sobre sus “puntos de vista religiosos extremistas”, y en noviembre de 2008 se marchó de Londres. El padre estaba preocupado por el fundamentalismo de su hijo.
Su hjo estaba de viaje, aseguró Mutallab, que sin embargo no conocía el paradero del joven. La familia intenta comprobar ahora si se encontraba en Yemen, de donde procede su madre.
“Conocemos los puntos de vista extremistas de Faruk y nos preocupaba adónde podían conducirle”, explicó un miembro de la familia, mientras otro pariente expresó la preocupación que sentía la familia ante la posibilidad de que Abdulmutallab se hubiera unido a la secta Boko Haram, que el pasado mes de agosto declaró la guerra santa (yihad) a Nigeria.
El atacante de Detroit cursó sus estudios primarios en el colegio inglés en Lomé, la capital de Togo. Según dijo a la emisora BBC su antiguo profesor de historia, Michael Rimmer, el joven era un “estudiante modelo” que “ocasionalmente se dejaba llevar por ideas estúpidas”.
“Todos los demás escolares musulmanes de su clase creían que los talibanes era una banda de locos con barbas, pero Umar los defendía”, explicó el maestro. El supuesto atacante discutía a menudo apasionadamente con su maestro sobre las noticias. “Ahora”, dijo Rimmer, “él es la gran noticia”.