Faro y Unicef alertan sobre los efectos de las clases no presenciales

Paola Jácome, de Grupo Faro y Anna Vohlonen, de Unicef Ecuador. Fotos: archivo particular

En los siete meses que estudió desde casa, Kleyner, alumno de 8 años, no podía concentrarse. La escuela fiscal en donde está matriculado ya aplica su plan piloto de retorno progresivo a las aulas. “Estoy feliz. Ahora ya puedo preguntarle a mi profesora cuando no entiendo algo”.
En esta emergencia, dice Paola Jácome, coordinadora de Educación de Grupo Faro, es importante garantizar la continuidad en el sistema educativo de niños y adolescentes. “Hay que generar acciones para población en riesgo.
Al fin del ciclo 2019-2020, en Sierra y Amazonía, la ministra Monserrat Creamer dijo que se perdió el rastro de 17 754 alumnos, el 1.3%. Y en la Costa había dificultad para contactar a 5 600”.
Este Diario solicitó a la Cartera, hace más de un mes, información sobre deserción escolar en el ciclo anterior y en el actual. Hasta ayer, 1 de diciembre del 2020, no hubo respuesta.
3,3 millones de alumnos de planteles fiscales empezaron el año escolar 2020-2021 desde su casa, debido a la emergencia sanitaria. Al momento 3 500 estudiantes de todo el país, incluidos los de centros particulares, volvieron a clases presenciales.
A la especialista de Faro le preocupa que 200 000 alumnos de centros privados se hayan trasladado a fiscales por la crisis. Cree que habría que hacer un seguimiento de cómo están.
Unesco y Unicef, dice, ya advirtieron a las autoridades de la necesidad de trazar estrategias para garantizar que todos los alumnos puedan reanudar sus trayectorias de aprendizaje.
“Esto supone la recuperación de las posibles pérdidas en el aprendizaje, generadas en las clases no presenciales. Pero también abordar las brechas preexistentes”. Entre las estrategias menciona guías y procesos de formación de docentes, programas de recuperación, tutorías, etc.
Una encuesta en línea, realizada por Unicef a estudiantes de 10 a 19 años, refleja que el 61,2% de 170 000 chicos relató que está aprendiendo menos desde el cierre de las escuelas.
En la Costa, en algún momento de esta pandemia, 24,5% de los estudiantes ha pensado en abandonar los estudios y en la Sierra, el 18,8%. La razón más común: no comprenden o comprenden muy poco y están desmotivados en cuanto a la educación en casa, señaló Anna Vohlonen, oficial de Educación y Primera Infancia de Unicef Ecuador.
El 87,2% de los docentes indicó haber estado en contacto con los estudiantes en las últimas dos semanas. Esto, apuntó la representante de Unicef, pone en evidencia que el resto no lo ha logrado. “Es un indicador de posible abandono”.
Es importante, dice Vohlonen, priorizar el currículo y asegurar que los niños aprendan habilidades fundamentales: lectoescritura, lógica y matemáticas y habilidades para la vida como la resiliencia. “No podemos esperar que aprendan lo mismo que antes, en condiciones tan complejas como las actuales”.
Otra alerta, dice, es garantizar acceso a agua, saneamiento e higiene en las escuelas. “El 44% de las fiscales necesitan atención urgente. Hay que buscar soluciones ágiles, sino generaremos doble discriminación”.
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