92% de familias ecuatorianas dice que debe bajar o mantener su actual nivel de consumo, según un estudio

Guayaquil es la ciudad con uno de los porcentajes más alto de compras a crédito. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

Guayaquil es la ciudad con uno de los porcentajes más alto de compras a crédito. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

Imagen referencial de personas que realizan compras en Guayaquil. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

Según Informe Quantum, el 42% de las familias ecuatorianas sostiene que su nivel de consumo debe bajar y el 50% que debe mantenerse. Menos del 10% cree que debe elevar su consumo en este momento.

"Es un panorama de moderado optimismo en los últimos meses dentro de la situación económica del país", aseguró Alfredo Arízaga, director de Estudios Económicos de Informe Quantum, durante el evento Ecuador ante la Transición Política, organizado por el Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE) realizado ayer 22 de septiembre del 2016.

Según el estudio, la confianza en la economía se estaba "desmoronando fuertemente" en los últimos 24 meses, pero desde de abril -luego del terremoto- tuvo un repunte.

Esta recuperación obedece a un aumento de la liquidez gracias a que los últimos meses el Gobierno ha accedido a "una suma gigantesca de recursos de deuda externa", dijo Arízaga. A esto se suma el gran ajuste de las importaciones que cayeron "más de lo previsto".

En abril pasado a un 32% de ecuatorianos le preocupaba "muchísimo" la economía del país por la caída de los precios de petróleo. Este indicador cayó al 26% en septiembre. Mientras que los que respondieron “mucho” pasaron de 39% a 35% en el mismo lapso.

En tanto, las empresas -en promedio- estiman que sus ventas caerán en el orden del 5,5%. Arízaga aclaró que hay sectores que han presentado caída en su actividad económica de entre el 30% al 60%, como la construcción, sector automotriz, transporte pesado, etc. Y sectores como alimentos en supermercados ha caído un 2%.
Esta contracción afectará a las condiciones de vida de las familias ecuatorianas, las cuales deberán acostumbrarse en los próximos años al nuevo escenario. Esto ocurre no solo en el sector público sino también en el privado. "Tenemos que ajustarnos el cinturón a la fuerza", dijo.

Para Arízaga, la pérdida de competitividad del país también pasa porque se eliminaron fórmulas modernas de contratación laboral que existen en los demás países y a un incremento insostenible del salario en el sector público del país, que eran inmanejables para el sector privado.

"Ecuador tiene el segundo salario básico más alto de la región, si se calcula en horas trabajadas a la semana, luego de Argentina. El trabajador ecuatoriano, por la menor inversión de capital, no tiene ni de lejos ese nivel de productividad, por lo tanto es insostenible", dijo el economista.

Ante esta situación, el modelo económico, que comenzó a fallar desde el 2014, debe cambiar, añadió Arízaga.

En ese entonces, con un precio del petróleo sobre USD 80 la deuda pública ya comenzó a crecer y la economía a desacelerarse. "El consumo y la inversión vienen cayendo desde mucho antes (...) esta es una crisis generalizada y la conclusión es que este modelo económico debe cambiar".

Otro índice elaborado por Quantum mide el optimismo en el que se engloban la calidad de vida, percepción de gastos en la familia y el orgullo de ser ecuatoriano. En los últimos 24 meses este índice ha decrecido, pero todavía se mantiene sobre el 50%. "Hay más gente optimista en el Ecuador de los que no lo son", dijo Arízaga.

En el índice que mide la confianza que tienen los ciudadanos en las instituciones, el indicador ha venido cayendo y ahora hay un 50% de quienes confían versus la otra mitad que no. En la encuesta se incluyen Gobierno Central, Asamblea, Fuerzas Armadas, Policía y Justicia.

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