Familiares de desaparecidos se concentraron en la plaza grande para exigir más atención del Gobierno.
Ayuda y justicia. Ese fue el pedido que se repitió entre decenas de familiares de personas que están desaparecidos en el país y que los convocó a una movilización la tarde de este sábado 1 de septiembre del 2018.
El punto de partida fue el parque Julio Andrade, en el centro norte de Quito. Hasta allí llegaron familias y representantes de otras organizaciones sociales para apoyar al llamado de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidos del Ecuador (Asfadec).
En varios carteles se observaban los nombres y rostros de Michelle Montenegro, Juliana Campoverde, Carolina Garzón, Geovanna Pérez, Camilo Tobar y de miles de personas que siguen desaparecidas -muchos de ellos- desde hace varios años.
Telmo Pacheco, presidente de la Asfadec, recordó que son más 4 400 personas que están desaparecidas en el Ecuador. “El Estado no nos da la cara. En el caso de mi hijo van 7 años y no han hecho nada”.
Familiares marcharon hacia la Plaza Grande.
Al igual que en su caso, el desgaste de una lucha de los allegados se transformó en energía para caminar y exclamar por sus seres queridos hasta llegar a la Plaza Grande, en el centro de la capital.
“Más de 4 000 desaparecidos, más de 4 000 no vuelven a sus casas, más de 4 000 familias destrozadas, más de 4 000 razones para luchar”, fue una de las consignas que se gritaron a lo largo de la av. 10 de Agosto.
Janela Constante, madre de Geovanna Velasco, vino desde Ambato para unirse a este pedido. Su hija desapareció el 4 de diciembre del 2010. “La justicia es indolente ante miles de casos. Nosotros los hemos empapelado el país con fotos de Geovanita”.
La mayoría de banderas y carteles tenían el nombre y rostro de Michelle Montenegro, desaparecida hace casi tres meses, en Quito. Su hermana, Vanesa Montenegro, dijo que hasta ahora su familia no ha sido recibida por el presidente Lenín Moreno para escuchar su caso, pese a sus cartas y pedidos.
En su lugar, sólo les han enviado delegados. “No existe una real empatía con los desaparecidos. Estamos desprotegidos, simplemente no contamos para el Estado”.