Familia se escucha y se lee

Detrás de la consola, una gran ventana brinda una generosa vista de Quito. La mitad de la habitación está ocupada por una mesa de considerable tamaño, donde se encuentran los equipos y la computadora.

Allí, con todos los sentidos alertas, está Patricio Pachacami. A las 10:00, él debe poner al aire la pista que da inicio “al programa estelar de la radio”, en seguida abre los micrófonos y en la oficina contigua, separada tan solo por un vidrio a través del cual se comunican  por gestos, las voces de Radiorrevista FAMILIA inician el contacto matinal que en julio pasado cumplió 18 años en el dial.

“El programa de Revista FAMILIA en Radio Quito, la voz de la capital, inició un 5 de julio de 1991 –recuerda Mayra Miranda y continúa, sonriendo–, esto quiere decir que ya tenemos mayoría de edad”. Ella estuvo presente en el nacimiento de este espacio, pero, en un principio, cumplió las funciones de productora y antes había participado en  la redacción de noticias de Ecuadoradio.

“Sentía que quería trascender y hacer algo relacionado con la ayuda social, fue esa la propuesta que se hizo para originar el programa”, confiesa Mayra  y, con la mirada lejana, propia de quienes viajan con la memoria a un tiempo ahora lejano, menciona que las voces que inauguraron  el espacio de FAMILIA en la radio fueron “Evangelina de Chauvín, pionera en la conducción de este tipo de revistas en televisión y Édison Vargas, excelente comunicador y locutor de Radio Quito durante varias décadas. Después vino Cristina Rodas y Cecilia Prado Matheus, quienes tuvieron una gran acogida”.

Ahora, 18 años más tarde, la voz de Mayra sigue escuchándose y junto a ella también está Mirian Sotomayor. “Llegué en octubre de 2006, vine con una formación de terapias alternativas, de ayudar y servir a la gente y gracias a esa perspectiva encontramos un engranaje perfecto para continuar creciendo en este espacio”, comenta  Mirian con los ojos brillantes, juguetones, y la sonrisa que la caracteriza.

Comunicadora de profesión, Mirian había trabajado antes en TV y fue justamente allí donde conoció a su compañera. La empatía que surgió entre ambas provocó que Mayra le invitara a realizar un ‘casting’ en vivo para ver si era elegida como locutora.

El público dio el sí y ella sigue conquistada por su audiencia. “Al recibir las llamadas, que incluso llegan desde el exterior,  salta en mí esa emoción de escuchar a la gente hablándonos, de saber que ellos también nos escuchan y nos abren su corazón”. Este sentir lo comparte Mayra:

“Nuestros oyentes nos han acompañado durante 18 años y me he permitido ir creciendo junto a ellos, para mí ha sido realmente una escuela de vida”. 

Además, el equipo que realiza el programa radial destaca el valor de poder contactarse con el público, de retroalimentarse con sus comentarios y opiniones. “Me encanta mi trabajo, porque estamos comunicándonos, disfrutando sobre todo de compartir con la gente, ya que esa es la magia de la radio, aunque no nos conocen ni nos ven se conectan al dial para escucharnos”, opina Patricio, el operador de los controles.

A diario los teléfonos suenan y al levantar el auricular los oyentes opinan, felicitan, se quejan, sugieren y se apoderan por minutos de La voz de la capital. De esos contactos telefónicos, muchas anécdotas se podrían contar, son incontables las llamadas que  permanecen en la memoria, pero hay una en especial que, para Mirian,  generó una alegría inolvidable:

“Un muchacho de la Mitad del Mundo nos llamó un día que teníamos como invitado a un motivador y nos dijo que quería conocernos, a Mayrita y a mí. Se llamaba Fernando Lugumaña y dijo: ‘Ustedes me cambiaron la vida’. Ciertamente esto nos alegró, pero sobre todo nos llenó de más responsabilidad”.

Este compromiso con el público se ha visto reflejado en los pilares de servicio social a la comunidad, a través de temas no solo informativos, sino que motiven la reflexión y el crecimiento y  se recogen en los distintos segmentos de educación, consejos médicos, nutrición, actualidad y cultura. Para llevar a cabo estos objetivos, se requiere además de un esfuerzo constante, que va más allá de las dos horas diarias que dura la transmisión del programa.

La producción de Radiorrevista FAMILIA comienza desde la planificación de temas que se da  con anterioridad. En este sentido, las comunicadoras explican que los temas surgen siempre de la cotidianidad, de las necesidades coyunturales de su audiencia y también se recogen temas tratados en la revista impresa y se amplían en la radio.

Posteriormente se realiza la conexión con los especialistas que acudirán al programa como invitados para abordar las temáticas planteadas con voces autorizadas. Antes de empezar la transmisión en vivo, desde  temprano en la mañana, Mayra llega a su oficina para poner todo al punto. Se le une después Mirian y se dirigen a la cabina. Allí, entre cables, computadoras, periódicos y boletines de prensa, comienzan a hablar frente a esos micrófonos que les permiten llegar a lejanos hogares.

Y claro, muchas veces hay que darle espacio a la espontaneidad, cuando, por ejemplo, un invitado se retrasa  o por algún motivo no llega.

Y, después de tantos años, ahora que ya se ha alcanzado la mayoría de edad en una radio con la trayectoria de 69 años de Radio Quito, ¿qué es lo que sigue? “Tenemos que seguir en este camino, revolucionando con temas para ofrecer información y guías a nuestros oyentes.

Además, hemos inaugurado hace algunos meses  un segmento muy destacado como es ‘¡A cotorrear!’, con Laurita de Jarrín, editora de la revista FAMILIA, en el que entablamos una charla entretenida con invitados muy especiales“, responde Mayra e  invita a todos y todas  a conectarse “de lunes a viernes  de 10:00 a 12:00, a través de  la ventanita de los 760 AM, el dial de Radio Quito, la voz de la capital”.

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